El masaje Mio-activo no es un masaje al uso ya que es una terapia manual, original de Consuelo Silveria, una de nuestras mejores esteticistas con varias décadas de experiencia. Utiliza sus manos con maestría para modelar el rostro de una manera increíble, al tiempo que revitaliza la musculatura e hidrata la piel.
Os cuento mi experiencia con el Mio-activo y también leeréis sus experiencias de largo recorrido como esteticista dentro del mundo de la cosmética.
Consuelo Silveira no es una de las esteticistas más famosas, aunque por sus manos y su buen hacer debería serlo. La conocí hace muy poco durante la presentación de los nuevos proteoglicanos de Endocare. Ella, junto con un par de profesoras de su escuela de estética los probaron en nuestra piel. Hablando con ella (es una mujer abierta y muy profesional) me contó el tipo de trabajo que hacía y me invitó a probar su tratamiento estrella: el masaje Mio-activo, un tratamiento que no tiene nada que ver con los masajes al uso.
Me recibió en su centro de estética que también es su escuela de estética porque Consuelo tiene una escuela desde 1989 donde vuelca todos sus conocimientos de estética integral. Allí, rodeada de cremas y escuchando jazz (“Mi vida sería diferente si no hubiera jazz”) pasa sus jornadas.
Tumbada en la camilla, lo primero que hizo Consuelo fue limpiar la piel con abundante leche desmaquilladora; mucha para que la piel no la absorba y pueda retirar toda la suciedad. Con un cepillo suave y un agua micelar que crea un poco de espuma (ni notaba que fuera una cepillo) siguió limpiando mi piel. A continuación, una toalla tibia y húmeda, agua termal pulverizada y finalmente, ácido mandélico a muy baja concentración y unos minutos de vapor para terminar la higiene facial.
“Es muy importante comenzar el masaje con la piel muy limpia”. El masaje Mio-activo se realiza con dos dedos: índice y corazón, y se trabaja sobre todo la fascia, una estructura de tejido que recorre todo el organismo y que recubre los músculos con el fin de hidratar y tersar, remodelar la piel.
Con su manos va recorriendo poco a poco mi cara, primero la mitad de la derecha, comenzando por el cuello, el músculo esternocleidomastoideo y el omohioideo, una zona complicada porque es donde la ley de la gravedad nos dice que vamos cumpliendo años. Con suavidad va trabajando mi rostro: “voy trabajando con las manos y voy moviendo ese oxígeno que necesita la piel para oxigenarse. Tomo el tejido desde lo más profundo a lo más superficial; así consigo la tasa de oxígeno que necesito y movilizo los fibroblastos para que se activen y generen más colágeno”.
Como una escultora, Consuelo va esculpiendo mi rostro: el cuello, el contorno de la cara, las ojeras, el entrecejo, los pómulos… y la boca por dentro. ¡Sí, por dentro! Animada y ayudada por un neurólogo y para auxiliar a una amiga con una parálisis parcial facial, Consuelo Silveira comenzó a realizar este tipo de masajes por dentro de la boca: con unos guantes, masajea el nervio trigémino, responsable de la movilidad de casi toda la zona; luego sigue con el cigomático y el masetero, las encías… “Es como hacer un lifting“, me dice Consuelo.
Efectivamente, es como un lifting. Porque una vez que ha terminado con media cara, me miro en el espejo y veo los resultados. La ojera del lado derecho casi no está y el cuello y la línea del óvalo de la cara están tersos y remodelados.
El secreto del éxito del masaje Mio-activo está en las maniobras con los dos dedos, el índice y el corazón, que son cuatro: tijera mioactiva, cangrejo flexor, amasamiento y pliegue rodado. Con estas cuatro maniobras la piel está permeable y dispuesta a recibir cualquier producto cosmético y hacer mejor su trabajo.
Cuando acabó el masaje Mio-activo en el lado izquierdo, me aplicó una mascarilla cicatrizante de la casa Montibello.
La eficacia del masaje es de unos cinco días y se ve mejor al día siguiente. Realmente se nota; las ojeras casi desaparecieron -ya sabéis que soy ojerosa por naturaleza- y el óvalo de la cara estaba mucho más definido, además de sentirme relajadísima (entre sus manos y la música de jazz de fondo…).“Hay quien se lo hace para un día especial, como una boda, un evento, y quien se hace un tratamiento de cuatro sesiones, seis o doce; depende de cómo tenga la piel, la edad… Si, por ejemplo, fueran 12 sesiones, yo aconsejo hacer las primera semana tres masajes; la segunda, dos y luego uno cada semana hasta terminar el tratamiento”.
Precio del masaje: 69 euros. Cada masaje siguiente que corresponda a un tratamiento se hace un 10% de descuento.
Belleza Pura: ¿Dónde se hacen estos masajes? ¿Sólo en este centro?
Consuelo Silveira: “No sólo en mi centro; se hace también en todos los lugares donde yo lo he enseñado, tanto en España como fuera de España. En Brasil lo he tenido que patentar porque me lo copiaban…”
B.P.: ¿Qué es lo que más ha cambiado en el mundo de la estética desde que empezó?
C.S.: “La estética ha cambiado mucho en todos estos años. En los años 80 sólo se iba a la esteticista cuando se tenía acné a hacerse una limpieza y a depilarse en verano y ya, y como mucho a hacerse la manicura. Ahora es diferente porque hay muchos medios, porque el cliente sabe más y porque las modas cambian: un año se llevan las pieles muy maquilladas y al año siguiente, más naturales.”
B.P.: ¿Cuándo se empezó a notar el cambio?
C.S.: “El primer cambio importante se dio en los 90, que pasamos de tener cosméticos que suavizaban la piel y poco más a tener otros que cambiaban la piel y que eran los alfahidroxiácidos y sobre todo el ácido glicólico. Porque ahí fue donde la clientela empezó a ver cómo se cambiaba la piel. Luego han empezado a surgir principios activos como los factores de crecimiento epidérmico, los proteoglicanos, las células madre, las diferentes formas de encapsular las vitaminas, el retinol con vectores muy sofisticados, la micro cosmética… Ahora mismo, los principios activos están encapsulados en microcapsulas que realmente pueden actuar mejor. Y las texturas no tiene nada que ver con las antiguas: desde el vishnu que era una solución de líquido en polvo que lo batían y que era muy básico, después, el coldcream, las cremas en emulsión -agua en aceite y aceite en agua-, los sérum, los viales. y ahora la nueva textura que se llama sérum in cream que la tiene Montibello y alguna marca más, y qué es una unión de sérum y crema. Te aplicas el producto y primero absorbe el sérum y luego se convierte en una especie de aceite para hacer el masaje. Se divide el sólo al contacto con la piel”.
B.P.: ¿Y en cuanto a las técnicas?
C.S.: “También ha cambiado mucho. Ahora tenemos el drenaje linfático, para eliminar líquido retenido oxigenar la piel y eliminar toxinas; el masaje Mio-activo para trabajar el músculo, y también están los remodelantes, que son masajes diferentes como el shiatsu facial, la reflexología facial. Ahora hay muchas técnicas para elegir para cada cliente. Y luego, en cuanto a electroestética, también hay muchas ayudas y novedades, como los peeling ultrasonicos que yo los llamo hidropeeling porque me gusta hacerlos bajo el vapor y pulverizando agua termal; el peeling de microabrasion con punta de diamante; los sistemas BDR o cápsula del tiempo, que es una forma de traumatizar ligeramente la capa córnea para que la piel busque sus defensas dentro; la radiofrecuencia como reafirmación, que tiene muy buenos resultados. Y yo lo que os aconsejaría siempre es que sea un buen profesional el que marque las pautas, porque no todo el mundo es igual ni todo el mundo; es el profesional quien tiene que ver cómo va evolucionando. Tenemos tantas cosas a nuestro alcance que podemos personalizar mucho los tratamientos; a esto yo le llamaría estética de autor“.
B.P: ¿Cuáles son los tratamiento básico para una piel?
C.S.: “Lo básico son las higienes faciales, y cada piel es un mundo. Hay personas que necesitan una higiene facial cada mes; otras que la necesitan cada 15 días, y otras cada dos meses, pero mínimo cada dos meses cualquier piel tiene que hacer una higiene facial, especialmente las grasas que las necesitan con más frecuencia. En cuanto a los tratamientos, cada mes haría una rehidratación profunda y algún peeling adecuado. La piel necesita siempre estar hidratada y exfoliada. Y no hay que repetir siempre los mismos tratamientos: hay que ir cambiando. Por ejemplo, dos veces al año -principios de invierno y verano-, un tratamiento de shock con proteoglicanos, vitamina C o algún factor de tratamiento epidermico. Todo esto para pieles sanas”.
B.P.: ¿Y para pieles con problemas?
C.S.: “Hay que atacarlos. Las manchas se pueden tratar hoy en día de muchas maneras con láser, con cosmética con ayuda de peeling electrostético manuales. Soy más partidaria de los peeling electroesteticos a largo plazo; me fío más del tratamiento a largo plazo que con láser porque, efectivamente, con láser es muy rápido, pero sabemos que si es un láser potente de verdad tienes que estar mínimamente una semana sin poder salir a la calle y, además, las manchas vuelven y yo me pregunto si vale la pena. Con los tratamientos cosméticos a lo mejor vuelven también pero la piel no ha sufrido esta agresión y muchas veces haciéndolo en el tiempo que está pautado y debidamente, con muchas precauciones, podemos conseguir que la que la mancha desaparezca.”
Consuelo Silveira. Centro de estética y escuela de estética.