En 1983, un grupo de pescadores creó una marca de gafas de sol polarizadas movido por el deseo de tener una herramienta de trabajo que respondiera a sus necesidades de resistencia y funcionalidad. No se trataba de un capricho estético (por cucas que les quedaran) sino de supervivencia: proteger la vista de los elementos es vital en una aventura marítima. Así nació Costa, una firma de gafas ‘profesionales’ que pronto fue adoptada por otros sectores deportivos por sus cualidades. A saber: nitidez visual, máxima protección contra la radiación ultravioleta (absorben el 100% de los UV), ligereza, posibilidad de graduación y versatilidad de las lentes. Hoy llegan a España desde Florida, donde se ensamblan a mano, dispuestas para servir a los intereses de las aventureras. Les aguarda un mercado potencial jugoso, porque con la crisis diría que somos unas cuantas.
Las especificaciones de estas gafas de sol las hacen idóneas para recorrer el mundo con gozosa amplitud de miras. Las Costa filtran y bloquean la luz amarilla, realzan los colores rojos, verdes y azules (esto que te las pones y de repente el mundo es más bonito), filtra la luz azul de alta energía (lo que se traduce en mayor claridad y nitidez) y las lentes son prácticamente como escudos de superhéroe: repelen el agua, el aceite, la suciedad ¡y la kryptonita si la hubiera! Además, incluyen tecnología anti-impactos y arañazos. Lo que la naturaleza nos racaneo en nuestras fabulosas retinas, nos lo da esta gafa.
Las lentes de fabrican en 6 colores distintos para adaptarse al transcurrir del día, las condiciones climáticas y la actividad a desarrollar: azul para playa y pleno sol eliminando el brillo, verde para pesca a pleno sol matizando el contraste, gris para deportes acuáticos y terrestres en condiciones moderadas de sol, plata para días nublados y actividades cotidianas con luz variable, cobre para conducción y actividades cotidianas con mejora de contraste y color y sunrise para atardeceres o amaneceres modulando el contraste.
Las monturas se fabrican en materiales ligeros como el nailon TR90 y el caucho hipo-alergénico (exclusivo de Costa) que evita que se resbalen las gafas. Además, incluyen un sistema de ventilación para que las gafas de sol no se empañen y las bisagras son de acero inoxidable para resistir a la oxidación.
Y tú, que estás en todo, dirás: “me parece perfecto, pero seguro que el proceso de fabricación requiere una burrada de combustible fósil y que cada gafita de estas le cuesta medio pulmón al medioambiente”. Pues no. Costa es una de las tres empresas más verdes de la industria del deporte y de la pesca según la revista estadounidense Fly Fisherman, y su compromiso con el medioambiente abarca el proceso de elaboración de las monturas con resina de ricino (material que reduce en un 40% las emisiones de Co2) y la conexión de las comunidades, culturas y ecosistemas relacionadas con la pesca deportiva, lo que favorece su supervivencia.
Precios: entre 155 y 265 euros según la óptica.