Ya os contaba hace unas semanas que había acudido a una presentación en uno de los salones de Cristina Álvarez. Uno de los aparatos que nos mostró fue Milena, una máquina para cuerpo y rostro hecha a medida para sus centros. He probado el tratamiento antiedad y éstas son mis impresiones.
Me recibieron de maravilla en el centro que tiene Cristina Álvarez en la calle Ayala de Madrid y lo primero que me hizo Beatriz, la esteticista que se encargó de mi cara, fue hacerme un diagnóstico con una cámara digital para determinar mi tipo de piel y mis necesidades. La verdad es que me daba un poco de yuyu porque me iban a examinar y me iban a decir cómo estaba mi piel: sensibilidad, hidratación, manchas, arrugas… Y el aparatito habló y dijo que no estaba mal: grasa normal, buena hidratación, poros aceptables, manchas leves, buena elasticidad y algunas arruguillas. ¡Claro! No tengo 25 años…
Con estas premisas, me recomendaron una higiene facial con exfoliación, un tratamiento intensivo antiaging y las cremas y serum necesarios.
Y empezamos con el tratamiento antiedad. Ya en cabina, primero me limpian la piel con un gel y comienza ya el tratamiento con Milena (que, por cierto, me recuerda a un robot con el que jugaba mi hijo: Wall-E). ¿No me digáis que no son como Pili y Mili?
Sí, lo cierto es que hay un cierto parecido razonable con el robot infantil de cuello largo, como dos gotas de agua, Milena y Wall- E.
Lo primero que me ponen es una placa metálica en la espalda (placa de retorno) para cerrar el circuito eléctrico y permitir el paso de las ondas a través del tejido. ¡Qué fría estaba, pardiez! Beatriz me contó que era absolutamente necesario porque así permite el paso de las ondas a través del tejido. ¡Qué le vamos a hacer! Al momento, mi espalda se había acostumbrado ya y no notaba el frío.
Y ya empieza Milena a funcionar. Utilizando una crema antiedad suave y aromática, pasa el manípulo por los laterales del cuello y cadena ganglionar para abrir los ganglios linfáticos faciales. La sensación es muy agradable, el manípulo se va calentando hasta que notas calorcillo en la cara. Sólo se templa; no os vayáis a pensar que te calienta la piel. Nada de eso. A continuación, el manipulo de ondas capacitivas va pasando por el escote, cuello y rostro con el fin de estimular la síntesis de colágeno y así reafirmar y mejorar la calidad de la piel. Cambiando el programa de Milena, las ondas capacitivas se convierten en resistivas para tratar la piel a un nivel más profundo. Por último, y ya ha pasado casi una hora que se me ha ido volando, llega un masaje tonificante con la crema restante. Lo del masaje, como siempre, un gustazo.
Llega la hora de mirarse al espejo; la prueba del algodón. Evidentemente, un único tratamiento no hace milagros y lo recomendable son cinco sesiones, aunque sí noté la piel más luminosa y lisa y más atenuadas las arruguillas que se van formando al lado de los ojos y en el entrecejo.
En Centros Cristina Álvarez y Centros Ideal.
Cinco sesiones: 499 euros.