Custo Dalmau escogió el 14 de febrero, uno de los San Valentines más gélidos que ha vivido la ciudad de Nueva York, para presentar su colección Reborn, algo diferente a su estilo clásico.
Por supuesto, no me quise perder el evento con el que el primer español en desfilar en la New York Fashion Week marcaba su 20 aniversario sobre las pasarelas de La Gran Manzana. Armada esta vez con siete capas de ropa me dispuse a sortear los inconvenientes de estar en la calle a 14 grados bajo cero (con una sensación térmica de -25) para vivir en primera persona este desfile tan especial.
‘Reborn’ quiere decir, literalmente, renacido. En boca de un diseñador parece un nombre escogido con una tremenda intencionalidad, máxime cuando se ha desfilado 40 veces sobre una de las pasarelas más exigentes del mundo. Pero, curiosamente, en lugar de volver a sus orígenes Custo Dalmau decidió dar un giro a sus normalmente coloridos diseños para presentar una colección marcada por el blanco y el negro.
Reborn expresa un concepto totalmente inédito de la marca; con esta colección, Custo hace un guiño a las nuevas generaciones con diseños más sofisticados y una paleta de color acorde con los gustos actuales.
Sin embargo, un diseñador tan creativo como Custo Dalmau no abandona su característica explosión de color y su minucioso trabajo con los tejidos tan fácilmente. Esta colección une contrastes llevados al límite que juegan con extremos opuestos. Reborn se caracteriza por los juegos de transparencias con prendas opacas, la alternancia de blanco y negro, el contraste de los largos en tamaño maxi y mini, y los guiños hacia la sensualidad deportiva (o, como diría mi madre, el máximo exponente que he visto del ‘look’ arreglao pero informal).
El hecho de que la firma haya decidido crear una colección más contenida en tema de colores no implica que Custo haya dejado de lado su alma rompedora. En un alarde de lo que el New York Times calificó como ‘customanía‘ allende los ’90, en esta colección los colores se dejan ver en forma de bordados exuberantes en abrigos, chaquetas, tops y mini bolsos.
Durante los 15 minutos que duró el desfile se pudieron ver literalmente propuestas de todo tipo: pichis, vestidos, minifaldas y abrigos con un toque futurista. Mezclas con gasas transparentes y jerséis con cuello Perkins. Mientras que las mujeres exhibían unas intricadas chaquetas que recordaban mucho a las míticas bombers, los looks masculinos mezclaban el estilo dandi con las prendas deportivas y hasta alguna transparencia. Fantásticas noticias para una servidora, puesto que siempre he pensado que mi amado pantalón de chándal del Victoria’s Secret queda estupendísimo con una buena camisa de gasa.
Para rematar lo que consideré un desfile la mar de entretenido, pude hablar con Gato de los looks que había creado junto con Maybelline para celebrar el aniversario en las pasarelas del diseñador. “Hemos querido crear looks súper frescos y con un toque muy romántico, muy etéreo, inspirándonos en las típicas adolescentes que leen las novelas de Jane Austen“, me comentaba entre bambalinas. Para conseguir este efecto, el maquillaje se centró en torno al color rosa aplicado en ojos, labios y mejillas, que enfatizó el lado más juvenil y romántico de las modelos del desfile.
En definitiva, no es que Custo haya aprovechado su vigésimo aniversario en las pasarelas de la New York Fashion Week para renegar de su estilo, sino que ha conseguido crear una nueva voz creativa en la que sigue rompiendo con todo convencionalismo a la par que ofrece una paleta de colores adaptada a las nuevas generaciones.
Aunque esta propuesta no ha sido bien acogida por parte de algunos medios estadounidenses, los corrillos con las bloggers de medio mundo me confirmaron que los Millennials estaban encantados…
Sin embargo, en esta ocasión ningún paparazzi me confundió con una famosa (si es que llevar siete capas de ropa tiene demasiado poco glamour), me encontré en el desfile con caras conocidas como Jordi Mollá, Risto Mejide (que acudió a ver a su novia Laura Escanes desfilando), Diego Osorio, Fiona Ferrer y Vega Royo Vilanova.