Hay un sistema didáctico muy fácil de enseñar a nuestros hijos es la regla de la sombra. Una respuesta rápida y personalizada para saber qué horas son las mejores para tomar el sol con menos riesgos. Basta mirar el tamaño de su sombra. Cuando la sombra es larga, el riesgo es menor.
Así se previenen las exposiciones solares incisivas y las temidas quemaduras infantiles precursoras del cáncer de piel. Cuando el índice solar es bajo, la regla de la sombra también marca el mejor momento para disfrutar de los beneficios de la vitamina D que se activa con el sol.
Dos prestigiosos dermatólogos nos traen nuevas ideas para educar a niños y adolescentes en sus hábitos alrededor del sol y la importancia de la sombra durante las vacaciones de verano.
La regla de la sombra explica a los niños cuales son las mejores horas del día para tomar el sol.
El dermatólogo Sergio Alique García es experto en enfermedades inflamatorias, tricología y dermocosmética. Además de su actividad asistencial en AIP Clinic, una parte importante de su tiempo lo dedica a la formación y a la divulgación sobre la piel. Quién mejor que él para explicarnos la regla de la sombra. Así nuestros niños aprenderán hábitos saludables bajo el sol desde pequeños. Dicha regla se basa en la relación entre la longitud de la sombra y la altura de la persona.
“Si tu sombra es más larga que tu altura, es seguro estar al sol, ya que la inclinación de los rayos solares es adecuada para evitar daños en la piel.”
“Si tu sombra es más corta que tu altura, los rayos del sol inciden de forma perpendicular sobre la piel, de forma intensa, por ello es mejor buscar sombra.”
Para poner en práctica esta regla también pueden utilizarse los relojes solares. De hecho ya hay en algunos colegios y lugares de ocio para niños como estrategia educativa y práctica. Un buen método que conciencia sobre los cuidados frente a la exposición solar. El reloj solar no solo mide el tiempo, sino que también indica las horas de mayor radiación ultravioleta (UV) para que los estudiantes sepan cuándo es más seguro estar al aire libre.
Para niños y grandes, el mejor momento de tomar vitamina D del sol es con un índice solar bajo
Una observación importante, “Esta exposición debería realizarse con un índice UV bajo, evitando las horas centrales del día y empleando un fotoprotector adecuado a cada tipo de piel.” aclara el doctor Sergio Alique de AIP Clinic.
En nuestro medio las actuales recomendaciones sugieren que una exposición moderada al sol, de unos 15 a 20 minutos diarios, de 3 a 5 veces por semana en brazos, piernas y cara, puede ser suficiente para mantener unos niveles adecuados de vitamina D.
“Está demostrado que la exposición al sol es una fuente importante de vitamina D, y existe una cantidad considerable de evidencia científica que respalda la relación entre la exposición solar y los niveles adecuados de esta vitamina en el cuerpo. De hecho la deficiencia de vitamina D puede suceder en personas que tienen una exposición solar limitada (vivir en latitudes altas, emplear ropa que cubre la mayor parte del cuerpo, o pasar la mayor parte del tiempo en interiores). Pero esto no quiere decir que debamos exponernos al sol sin protección, como promulgan algunas corrientes que defienden la existencia del “callo solar”, ya que esto puede dar lugar a múltiples daños en la piel como el desarrollo de determinados tipos de cáncer“, confirma Alique.
Cuidados recomendados para niños y adolescentes
El Dr. José Luis López Estebaranz, presidente del Colegio Ibero-Latinoamericano de dermatología (CILAD) nos aclara cuáles son los cuidados para la piel de niños y adolescentes, remarcando la importancia de la higiene y la prevención solar como el mejor tratamiento dermatológico.
Según el doctor Estebaranz, el cuidado de la piel de los niños debe ser siempre suave y protector, por lo que debe emplearse productos hipoalergénicos y sin fragancias. “Es importante mantener la piel hidratada y protegida del sol con protectores solares específicos para niños (filtros solares sin componentes químicos alergénicos)”, asegura. En el caso de los adolescentes, también es común tener que enfrentarse al acné debido a los cambios hormonales propios de la edad (que producen un exceso de sebo que obstruye los poros y da lugar a la proliferación bacteriana que forma los granos en la cara, además de en el tórax y en la espalda), explica López Estebaranz, por lo que en esta etapa ve “esencial el mantenimiento de una buena higiene facial, usar productos no comedogénicos y evitar la manipulación de granos para prevenir la inflamación y las alteraciones en la pigmentación y cicatrices”.