Clara Buedo estrena el libro Historia del Perfume, Relatos Olfativos del Pasado (Catarata, Marzo 2024). Hablé con ella y en esta aromática entrevista desgranamos parte de este trabajo de investigación documental que bebe de una extensa bibliografía tan sagrada como las resinas e inciensos de la antigüedad.
Es compañera en el periodismo de belleza, además de incansable investigadora, apasionada del arte y la Historia del Perfume. En este libro Clara Buedo (Beauty Matters.style) explora los orígenes espirituales de los aromas, su poder para alejar la enfermedad causada por el hedor y los placeres olfativos de la perfumería de autor.
Después de fechar y analizar la evolución histórica del universo de los perfumes en diferentes culturas, Clara observa que hay un regreso a esa conexión mística y ritual que fue la razón de ser de los primeros sahumerios de la historia del perfume.
Este libro encierra todas las esencias de La Historia del Perfume a través de relatos olfativos basados en hechos reales del pasado, presente y futuro; recopilados por Clara Buedo. Con prólogo de María Barcenilla, perfumista independiente y académica de número con el sillón Rosa Damascena de la Academia del Perfume, donde destaca la pasión de Clara por desentrañar el origen de los perfumes unido al gran trabajo de investigación recopilado en sus páginas.
BP: ¿Hay un sentido místico en tu nueva Historia del Perfume?
Clara Buedo: “El origen del perfume, con sus resinas incensales, es sagrado y espiritual. Tenía un enfoque místico al incorporar ciertas sustancias con propiedades psicoactivas que les permitía alcanzar la conexión con los dioses. En la India védica, el perfume fue la herramienta esencial para cumplir con los tres propósitos vitales que se regían por el “trivarga” hindú: los tres objetivos de la vida, Dharma (el culto, el deber, la virtud), Artha (prosperidad material, poder) y Kāma (en honor al dios del amor y el sexo), con cierto trasfondo en la medicina ayurvédica. Mientras, en Occidente, se afanaban en desarrollar perfumes como protección frente a las enfermedades provocadas por el hedor y los miasmas. A partir del siglo XIX y XX todo cambió con la llegada de las moléculas sintéticas y los conceptos abstractos al mundo de la perfumería“.
BP: ¿Cómo ha sido la labor de documentación?
Clara Buedo: “Tremenda, me he documentado mucho y he tenido que sintetizar bastante. Ha sido un trabajo de investigación muy importante, sobre todo buscando fuentes fiables. Ha habido coincidencias sorprendentes mientras buscaba información, una expo en París me llevó a descubrir algunos secretos relacionados con la cultura China del perfume. Desde luego, me siento muy orgullosa de los capítulos de India, China y Japón por la poca bibliografía que existe”.
BP: En una de las entrevistas que hice al gran perfumista Francis Kurkdjian me dijo que para él los perfumes no eran arte porque se trataba de piezas vendidas en serie, tú ¿qué opinas son arte o artesanía?
Clara Buedo: “Las dos cosas, aunque con las fragancias dirigidas a un público masivo donde predomina el marketing se pierde ese concepto, por tanto, estoy de acuerdo con Kurkdjian. Sin embargo, hace poco el perfumista Ramón Monegal reivindicaba el cariz artístico de los perfumes, y Frederic Malle ensalza el protagonismo del perfumista como artista y los perfumes de autor. Si para el químico y perfumista inglés Septimus Piesse una partitura musical, con su correspondencia de notas de salida, corazón y fondo para alcanzar la “armonía” acústica y vibracional, era en sí, una obra de arte, lo mismo podemos pensar del órgano del perfumista, del que sale una sinfonía olfativa, partiendo de las mismas reglas. La fórmula de un perfume puede ser una obra de arte; y una fragancia, una creación artesanal dependiendo de las técnicas utilizadas, los ingredientes y la manera de combinarlos.”
BP: Precisamente tú eres una gran experta en perfumería independiente, ¿qué destacas del panorama actual?
Clara Buedo: “”Se están recuperando técnicas de destilación a la antigua usanza para conseguir concentrados con una calidad brutal, como los oud silvestres de Feel-Oud, que se destilan de forma artesanal y se trabajan en formato “attar” indio, dando como resultado composiciones escasas, únicas y muy exclusivas. En la actualidad, gracias a la biotecnología, se está secuenciando el ADN de muestras de flores extintas del herbario de Harvard, logrando perfumes de flores extintas. El pasado parece ser una excelente fuente de inspiración. También se están reproduciendo fragancias inspiradas en el antiguo Egipto o en los naranjales de Versalles”.
BP: ¿Qué perfumes son indispensables para ti?
Clara Buedo: “Me considero un poco promiscua… No puedo evitar dejar de experimentar, pero al final siempre vuelvo a mis perfumes de cabecera., algunos de ellos Eau Duelle de Diptyque, Carnal Flower de Frédéric Malle, Feminite du Bois de Serge Lutens y Black Phantom by Kilian me fascina. Por supuesto, también Narcotic Venus y Nuda de Nassomatto. Entre los clásicos, elegiría muchos, pero me quedo con Shalimar y Samsara de Guerlain y Chanel Nº 19”.
BP: ¿Nos recomiendas un ritual aromático que practiques?
Clara Buedo: “Suelo utilizar aceites esenciales naturales y quimiotipados para beneficiarme de su vibración energética. Tengo muchas recetas según lo que quiera trabajar, pero, a nivel olfativo, funciona muy bien rosa, incienso y sándalo con una pizca de cardamomo. Lo utilizo como perfume o en el baño junto con sales de Epsom, del Mar Muerto y un poco de bicarbonato que limpia energéticamente el campo áurico y, suaviza la piel, según consejos de belleza japoneses. Cada aceite esencial tiene una misión, suelo utilizar incienso o sándalo con el propósito de relajar y calmar, o la rosa, por ejemplo, en meditaciones para conectar con el corazón y la energía femenina”.
BP: ¿Eres fiel a algún perfume?
Clara Buedo: “Soy y seré fiel al aroma natural de la piel de mi marido… A las composiciones perfumadas, no puedo. Me encanta el perfume. Me gusta indagar, experimentar y que me sorprendan. Disfruto descubriendo nuevas creaciones, muchas veces guiada por la intuición, y he de decir, que pocas veces fallo.”