En la búsqueda de productos de belleza más naturales y seguros, ciertos ingredientes han ganado una reputación negativa en el mundo de la cosmética. Desde parabenos hasta sulfatos y fragancias artificiales, muchos consumidores están optando por evitar estos componentes en sus productos de cuidado personal.
La preocupación por posibles efectos nocivos para la salud y el medioambiente ha llevado a un aumento en la demanda de alternativas con ingredientes de cosmética limpios y ‘conscientes’.
Sacamos la gafita de leer letra pequeña para estudiar cuáles son los ingredientes más controvertidos. ¿Los encuentras en tus cosméticos de uso diario?
Entender la letra pequeña: te explicamos qué se esconde tras algunos ingredientes de uso más que común en cosmética
Toma nota de las sustancias cosméticas que están la Black List de la cosmética.
Agua: el primer ingrediente de prácticamente todos los cosméticos, excepto los sólidos. Se trata de un ingrediente seguro. La clave está en los matices que añade el contexto: donde hay agua proliferan las bacterias, lo que obliga sí o sí a añadir conservantes que pueden ser nocivos (o no, depende de la filosofía de la marca). En cuanto a la sostenibilidad, se trata de un recurso problemático desde el enfoque medioambiental.
Nanopartículas: algunos estudios sugieren que pueden penetrar en las capas más profundas de la piel, lo que podría tener implicaciones en la salud a largo plazo. No es la única vía de acción potencialmente nociva: al ser tan pequeñas, se pueden inhalar, lo que sitúa a determinadas nanopartículas en el punto de mira.
Parabenos: presentes en prácticamente todo lo que usamos (cremas, champús, maquillaje, desodorantes…), actúan como conservantes. Ojo: no todos son el demonio, los de cadena larga gozan de bula papal. De los de ‘mecha corta’, se sospecha que pueden producir problemas endocrinos, sensibilidad cutánea, o, incluso, cáncer, aunque falta investigación para demostrar esta relación.
Aceites minerales: derivados del petróleo que se utilizan como emolientes y lubricantes debido a su bajo coste. Forman parte de esta lista debido a su contaminación y toxicidad endógenas (pueden contener impurezas como hidrocarburos aromáticos policíclicos, considerados carcinógenos potenciales). Además, pueden obstruir los poros e interferir con la función barrera de la piel.
Aluminio: el ingrediente básico de la inmensa mayoría de desodorantes. Si bien no hay estudios concluyentes, se ha relacionado su uso con el cáncer de mama o enfermedades degenerativas como el Alzheimer. En cuanto al medioambiente, tanto su producción como su eliminación son motivo de preocupación. Especialmente, cuando no se recicla adecuadamente.