Habrás oído hablar de la kombucha o incluso estarás enganchado a ella. Pero, ¿sabes si estás bebiendo kombucha de verdad o como en muchos productos te la están colando?
De moda desde hace unos años, esta bebida se vende en tiendas de alimentación, pastelerías, grandes almacenes e incluso en bazares de todo a 100. Es ni más ni menos que un té -verde o negro- fermentado, agua y azúcar. A esta mezcla se le añade una colonia simbiótica de levaduras y bacterias, conocida como madre o scoby. Este fermentado es, según sus partidarios, un probiótico, mientras que para sus detractores, no es un producto sano y los probióticos que contiene están en tan poca concentración que no merece la pena.
Pero lo que interesa ahora si eres de esas personas que toma esta bebida de moda: ¿estás bebiendo kombucha de verdad? Porque puede que te guste, pero no sabes si es realmente kombucha o es un refresquito con un poco de gas carbónico que han añadido para que haga las burbujas características de esta bebida japonesa.
Venderse se vende a litros y, por cierto, a unos precios bastante caros (unos 4 euros por botella de 250 ml). En un par de años la kombucha ha pasado de facturar 3,1 millones de euros anuales en nuestro país a 21,1 millones. Es una maravilla para los productores y una pesadilla para los nutricionistas que ven que nos están vendiendo una bebida que no posee los beneficios que propagan.
No hay normativa para saber si estamos bebiendo kombucha de verdad
Y si ya hay colectivos a los que les gusta bastante poco, los mismos productores están que trinan porque no existe una regulación en el mercado que indique que están/estamos bebiendo kombucha de verdad o bien que nos están colando un sucedáneo que no tiene nada que ver con la kombucha original.
Kombucha es una palabra japonesa: kom (昆布茶), que significa alga, y cha (茶), que quiere decir té. Hay escritos que dicen que el hongo del té ya existía en el año 206 a. C.
Hasta ahora lo único que existe es una norma no oficial, y por tanto no es de obligado cumplimiento, el Código de Buenas Prácticas de la Kombucha Brewers International (KBI). Este reglamento está elaborado por la asociación que agrupa a los productores de kombucha de todo el mundo, pero esto no significa que todos los que elaboran esta bebida se rijan por esta normativa.
Jordi Dalmau, CEO de Mum Kombucha, tampoco está seguro de que todo lo que se vende como kombucha sea de la misma calidad. Si durante la elaboración la fermentación se acorta, la bebida tiene más azúcar, más alcohol de lo que debería y menos de otras sustancias que también tendrían que estar presentes.
O sea, si compras kombucha puede que te estén dando gato por liebre
Es bastante probable que acorten la elaboración agregando gas carbónico, añadan probióticos o incluso un concentrado de vinagre de kombucha. No estás bebiendo kombucha de verdad, sino un refresco azucarado que, según sus fans, no tiene nada que ver con el original.
Y para saber si es kombucha fetén o es una bebida más falsa que un euro de madera hay un ranking útil para elegir y, sobre todo, acertar. El mejor es la kombucha tradicional, fiel a la receta de hace más de 2.000 años sin pasteurizar. Opinión: tomar un producto sin pasteurizar no es seguro.
Segundo punto a observar: cuanto menos azúcar, mejor. Hay otras kombuchas con algún edulcorante añadido pero también sin pasteurizar. La siguiente de la lista es la bebida a la que han añadido gas carbónico. Otro más es aquel al que han pasteurizado pero tiene menos probióticos y en quinto lugar, las kombuchas a las que han añadido algún producto químico. Por último, señalan los refrescos con agua carbonatada con aromas, que ya, según los seguidores no es kombucha.
Es importante, según Mum Kombucha, la primera empresa en elaborar y comercializar una de estas bebidas elaborada con “ingredientes 100% naturales, de primera calidad y certificados ecológicos” fijarse bien en el envase y leer la lista de ingredientes, la tabla nutricional, el método de elaboración y otras anotaciones que te informen.