Para todos los pacientes de cáncer y en especial contra el cáncer de mama, los ejercicios de fuerza son los mejores después de la quimio y la radio.
Durante los últimos años, la esperanza de vida de los pacientes con cáncer ha aumentado, pero no hay que bajar la guardia. Actuar pronto es siempre el primer paso. Y en ese trabajo estarán involucrados el médico de atención primaria, los especialistas, los psicólogos, asistentes sociales y últimamente son ya imprescindibles los profesionales de la actividad física, preparadores que pondrán tu cuerpo en forma.
Una vez establecido el diagnóstico, el objetivo es eliminar el cáncer y mejorar la calidad de vida del enfermo. Aquí es donde entra de lleno el ejercicio de fuerza para mejorar la calidad de vida, reducir los efectos secundarios del tratamiento y lo más importante de todo: sobrevivir.
Todo esto es lo que hace desde algo más de un año Susana Pérez. A Susana, cincuenta y pocos años, abogada y alma mater del blog de cocina webosfritos, le diagnosticaron en junio de 2022 un cáncer de mama en una visita rutinaria. “Durante la primera revisión me prescribieron un tratamiento hormonal durante 5 años para evitar que vuelva el cáncer. Este tratamiento me produce bastantes efectos secundarios, entre ellos, dolores articulares; tu cuerpo envejece 20 años porque te quedas sin estrógenos. Mi oncólogo me dijo que la única manera de evitarlo era haciendo deporte”, cuenta a Belleza Pura.
¿Por qué se recomienda el ejercicio de fuerza tras un cáncer de mama?
Tener una rutina deportiva supone que las células inmunitarias tienen mayor respuesta respecto a enfermedades como el cáncer y ofrece ventajas significativas para ayudar a la salud mental. “Hacer ejercicio aumenta la fuerza muscular y disminuye la fatiga, reduce la ansiedad y los síntomas asociados a la enfermedad del cáncer de mama“, explica Efthalia Tsimkas, entrenadora de la cadena de gimnasios Brooklyn Fitboxing.
La OMS sugiere que hay que hacer 30 minutos de actividad física durante 5 días a la semana, clave también para reducir en un 67% el riesgo de recaída de cáncer.
¿Hacía ejercicio Susana? Ella creía que sí. “Me muevo mucho, camino bastante, estoy ágil, no paro, pero tenía muchos dolores. El oncólogo me preguntó que si hacía deporte y cuando le dije que caminaba muchísimo me dijo que ese no era el deporte que necesitaba, que tenía que hacer fuerza y cardio. Y me lo dijo tan serio que pensé: me voy a poner a ello“.
Entrenamiento de fuerza, mejor pronóstico frente al cáncer
“Ahora voy un día a la semana con una entrenadora que ha adaptado los ejercicios para mí porque quería empezar a hacer las cosas bien. Yo no tenía idea de nada. El resto de la semana voy al gimnasio también, bien una hora de cardio o una hora de fuerza”, sigue explicando Susana Pérez.
Ya son muchos los estudios científicos que han comprobado que los niveles de fuerza y masa muscular aumentan en las personas con cáncer. Por otro lado, los ejercicios de fuerza aumentan la densidad ósea; el hueso, al estar sometido a estrés durante el ejercicio aumenta el depósito mineral y refuerza su resistencia; es decir, con el entrenamiento de fuerza generaremos hueso nuevo.
También se ha comprobado, entre otros beneficios, que reduce el dolor articular y mantiene firmes sus estructuras. El ejercicio actúa como un agente reparador de los músculos que se encuentran alrededor de las articulaciones, aspecto fundamental para soportar los huesos. Te encuentras más fuerte y soportas mejor los dolores. La fuerza actúa como un bálsamo para mitigar dolores articulares producidos por terapias y sesiones hormonales que desgastan y debilitan al paciente. “Continúo con dolor pero mi forma física ha mejorado mucho y de esta manera me siento más capaz de combatir los efectos secundarios de mi tratamiento”, explica Susana que ahora sabe que con su entrenamiento está mucho mejor preparada para afrontar su problema de salud.
No tener tiempo no es una excusa
Hacer ejercicios de fuerza para frenar un cáncer ya es la propuesta de la medicina. Y no tener tiempo no es una excusa. “El mensaje no es fácil que llegue, primero porque vivimos todos con la frase ‘no tengo tiempo’ y piensa uno que el gimnasio es opcional. Si yo hubiese sabido cómo reaccionaba mi cuerpo, habría pasado una menopausia mucho mejor de la que pasé, por no hablar de este problema de salud que he tenido, con lo cual muchas veces se confunde y se piensa que el gimnasio no es para un determinado tipo de personas y hay quien se lo toma como culto al cuerpo. Nada más lejos de la realidad. Hay muchas excusas, y yo las tengo de todo tipo, pero no hay excusas”, añade Susana Pérez, que se ha tomado el entrenamiento como una rutina más en su vida, como lavarse los dientes.
Ya no lo deja. Acude puntalmente a su gimnasio y hace su entrenamiento con esfuerzo, pero sabiendo que está trabajando para su futuro.