Los aceites esenciales quedan fuera de la lista de alérgenos y del etiquetado de los productos cosméticos siempre que su contenido no supere las concentraciones establecidas.
La Unión Europea publicó en julio un Reglamento que afectaba a la declaración de alérgenos en las etiquetas de todos los productos cosméticos en los que hubiera fragancias. En esa normativa se incluían los aceites esenciales, un sector económico muy importante en España. El día 12 de este mes, la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo ha excluido estos ingredientes naturales.
El etiquetado en cosmética obligaba hasta ahora a incluir hasta 25 sustancias que se consideraban que podían producir alergias tanto en cosméticos como en perfumes. En julio, la misma Unión Europea había ampliado la lista de esos alérgenos con 55 sustancias más, algunas de ellas aceites esenciales con el fin de aumentar la seguridad del consumidor.
Lo que la Unión Europea regula en la actualidad es que en los envases de los cosméticos con fragancias susceptibles de generar alguna reacción alérgica se avise explícitamente si la concentración es superior a un 0.01 % en cosméticos con aclarado; si el producto es de permanencia, es obligatorio el etiquetado cuando la concentración es igual o superior al 0.001 %. El cambio legislativo en la declaración de alérgenos afecta a todos los productos cosméticos -ya sean cremas, serums o perfumes- que contengan aromas. En cuestión de concentraciones la legislación no cambia y la Unión Europea mantiene los porcentajes actuales. Lo que se ha hecho es añadir sustancias, algunas de las cuales son aceites esenciales. Y son estos aceites esenciales los que hace unos días se han excluido de la lista.
¿Los aceites esenciales son alérgenos?
Este es un asunto controvertido. Porque los aceites esenciales (como cualquier sustancia) pueden producir alergia o no. Y las alergias son aleatorias; un día puede ocasionarte una molestia, otro día no y, en ocasiones, te puede llevar al hospital.
En principio todo es susceptible de provocar una alergia, depende del organismo de cada persona. Un alérgeno es una sustancia que el cuerpo detecta como extraña; como no la conoce, el organismo lanza una alerta en forma de reacción alérgica.
Sin embargo, las alergias son personales y el hecho de que una sustancia provoque alergia a una persona no quiere decir que vaya a causar el mismo perjuicio a otra. En realidad, a una persona le puede provocar alergia uno, dos o más compuestos de un perfume, pero que quede claro que las fragancias incluidas en los cosméticos y perfumes no son tóxicas.
Los aceites esenciales son un mercado muy fuerte en España
Si ahora una crema o un perfume contiene un aceite esencial en una cantidad superior a la concentración indicada por la UE, ese ingrediente no tiene que figurar en el etiquetado, aunque esto no quiere decir que no vaya a producir una alergia en una persona sensible a tal esencia. Por consiguiente, la legislación no considera que, por su concentración, tenga que estar incluido en el etiquetado de la crema o perfume. Esto es lo que sabemos de momento, porque la decisión aún no es la definitiva.
España es un referente mundial en la producción de aceites esenciales. Hay plantadas más de 72.000 hectáreas de cultivos dedicados a plantas, como lavanda (en la imagen superior), limón, tomillo, jara, romero… Muchos de estos aceites esenciales se recolectan exclusivamente para la industria cosmética.
Los datos que ofrece Stanpa (Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética) indican que en el último año, la superficie de producción de plantas aromáticas creció un 35%, lo que refleja la fortaleza del sector y su capacidad para generar empleo.
Val Díez, directora general de Stanpa, ha celebrado la decisión de abandonar la intención de incluir los aceites esenciales como sustancias químicas en la revisión del Reglamento porque es un asunto que les preocupa y buscan mantener la industria del perfume “ofreciendo al consumidor ingredientes naturales y generando una importante masa de empleo en la España rural”.
Mantener la industria española es loable (por supuesto), pero excluir los aceites esenciales como alérgenos del etiquetado en los perfumes y cosmética es tan sólo un procedimiento burocrático porque los legisladores consideran que los límites de concentración fijados son seguros. Esto no tiene porqué menoscabar los intereses de la industria cosmética de nuestro país.
¿Por qué se tiene que etiquetar un cosmético?
El etiquetado del producto en perfumería y cosmética permite que el consumidor, usando el sentido común y con el conocimiento de su propio cuerpo, sepa qué puede usar y qué no. Para eso, el comprador no debe comprar a tontas y a locas, sino que tiene que leer esa etiqueta. Igual que cuando un celiaco o un intolerante a la lactosa busca en la etiqueta de un paquete de jamón de York (por ejemplo) si contiene algo que le siente mal. Es un seguro. Si alguien es alérgico a alguna sustancia puede no comprarlo o buscar un producto similar que no contenga esos alérgenos.
En algunos productos alimenticios lo que se ve en la etiqueta, además de la composición, es una mención a la presencia de ciertas sustancias en la formulación, aunque las concentraciones estén por debajo de los valores establecidos. Por ejemplo, en una bolsa de pan integral avisan de que, por ejemplo, “puede contener trazas de mostaza o frutos secos”; así, la empresa se guarda las espaldas frente a posibles demandas del consumidor.
¿Esta lista de alérgenos es ya definitiva? Todavía no. El próximo paso está previsto a comienzos de octubre, cuando tenga lugar la votación en el Pleno del Parlamento Europeo. Y una vez que se decida cuáles son los nuevos alérgenos, la industria cosmética tendrá un tiempo para adaptarse a la nueva normativa.
Si alguna crema o perfume te produce alergia lo mejor es dejar de usarla, no tirarla e ir al médico con ella para que vea cuáles son los ingredientes y te diagnostique realmente esa alergia.