“Un pelo rizado es un pelo encrespado”. Ojo, este dogma de fe curly podría tener los días contados ante tratamientos como Curly Botanic.
Escribo esto bajo el azote de la Dana y ¡oh, milagro!, con mis rizos bajo cierto control. No es magia, es la ciencia de combinar con acierto plantas y aminoácidos e ‘incrustarlos’ en la fibra capilar con mucho mimo.
Tarde o temprano, toda curly tiene que asumir su realidad capilar: el pelo rizado es, por naturaleza intrínseca, más seco y encrespado. Esto obedece a que el sebo que se produce en el cuero cabelludo no se desliza con facilidad en la hebra rizada. Al ser más seco (y no digamos ya si encima es muy poroso), en cuanto detecta humedad en el ambiente se eleva, encrespándose, para captarla como loco.
Hidratar, hidratar e hidratar como si no hubiera un mañana ayuda. Recurrir a tratamientos profesionales específicos, consolida y dilata el esfuerzo que una hace en casa.
De eso va el tratamiento Curly Botanic que he probado en DIM Salón, de relajarse durante un tiempo con la fiesta de la hidratación porque el rizo está vivo, estructurado, saludable y con los pelillos a raya.
Tras el lavado con un champú específico para preparar la melena, se procede a la aplicación del producto, un potente cóctel vegano y orgánico que incluye ginseng, Aloe Vera y extractos amazónicos que aportan vitaminas y aminoácidos a la melena. El Aloe Vera es conocido como ‘la keratina vegetal’, por lo que forma parte de un sinfín de tratamientos para la melena, ya sea lisa o rizada.
Tras la exposición de 20-30 minutos al producto, se retira y se procede al acondicionado y la definición. Desde el mismo momento en que te tocas el pelo húmedo ya se aprecia la mejora en la calidad capilar, especialmente si lo traes un tanto baqueteado después del verano. En seco es una gozada: el rizo recobra fuerza, se nota más suave y los siguientes lavados y, sobre todo, definiciones, se hacen prácticamente ‘solas’. Mención aparte el capítulo encrespamiento, a prueba de fenómenos climáticos extremos (insisto, en este momento Madrid está asaetado por las lluvias, con una humedad insólita y un punto de rocío comparable al de la Galicia profunda) y mis ricillos son una sucesión de curvas prácticamente áureas. Dios en persona bendiga a los hacedores del milagro.
Precio: 95 euros sesión.
DIM Salón
Manuela Malasaña, 19.
Tel: 622002332