De trucos de belleza vamos sobradas. Que te pregunten a ti, que eres beauty insider y te las sabes todas. ¿Protector solar en el día más nublado de diciembre? Check!

Ahora bien: ¿sabes qué trucos que no tienen que ver estrictamente con la belleza y tienen un impacto directo en la lozanía de tu look? Tic, tac, tic, tac.

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La limpieza es clave. ¡Pero no hablamos de la de la cara!

Seguro que cada noche realizas una pulcra rutina en la que no falta un solo paso esencial -y das alguno extra por tu cara bonita-. Después llega el apetecido momento de meterse en la cama y plantificar el rostro ungido en carísimas pócimas sobre la funda de la almohada. Mira en el fondo de tu alma y reconoce La Verdad sin paños calientes: ¿se puede comer en ella?

“Hay que cambiar la funda de la almohada, al menos, cada dos días”, explica Estefanía Nieto, directora técnica de Omorovizca. “La piel del rostro está en contacto con ella durante toda la noche, al final, se acaba convirtiendo en un depósito de bacterias. Como consecuencia, pueden aparecer puntos negros y granitos en la piel”.

Por otro lado, considera usar una funda de almohada de seda. Además de ser más agradable al tacto, goza de mucho predicamento a la hora de retrasar la aparición de arrugas. Y ya si consigues dormir boca arriba como el Conde Drácula, ni te cuento.

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Come sano, rico, antioxidante y antiinflamatorio

La belleza se cultiva desde dentro. Lo has comprobado en tus carnes y lo defienden múltiples nutricionistas y expertos. Como el Dr. Perricone, quien sostiene que “lo que comemos afecta directamente a la apariencia y complexión de nuestra piel y su envejecimiento”.

Y, ¿qué debería llevar esa lista de la compra pro-belleza de la piel? Según el citado doctor, mucho pescado azul, verduras de hojas verde, aceite de oliva virgen y agua en abundancia. A evitar, las harinas refinadas y cualquier alimento que produzca picos de azúcar -como, ehem, el azúcar- porque favorecen la pérdida de colágeno.

Oye / abre tus ojos / mira hacia arriba / disfruta las cosas buenas que tiene la vida

Pocas cosas proporcionan tanta gustera como una buena ducha a la temperatura perfecta. Pero, ojo: “la cal que se acumula en la alcachofa puede dañar la barrera de protección de la piel y, como consecuencia, pueden aparecer patologías como la dermatitis atópica o los eccemas. Si hay bacterias en la ducha, pueden acelerar a procesos acneicos”, detalla Elisabeth San Gregorio, directora técnica de Medik8.

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Toalla de cara de un solo uso

Volvemos al axioma de la funda de almohada. El tejido que está en contacto con la cara es decisivo. Sonia Ferreiro, cosmetóloga, biotecnóloga y directora técnica de Byoode, matiza que “en la toalla se acumula piel muerta y secreciones salivales, además de ácaros. Si nos secamos siempre con la misma toalla y esta es de cara y cuerpo, los microbios y otras secreciones se quedan impregnados en el tejido, pudiendo ser el foco de granitos y otras reacciones cutáneas”.

Te doy el mismo consejo que me transmitió mi santa madre al calor del fuego una tarde de invierno de 1986, querida Belleza Pura. La toalla de cara es sólo para la cara. Nada de toallas de felpa como las que se usan en el cuerpo. Y, siempre, tan limpia que ‘salga limpia’ de tu cara -si tienes una Sábana Santa en lugar de una toalla, es hora de echarla a lavar-.