Mejillas hinchadas como si contuvieran medio kilo de avellanas. La ‘cara de almohada’ o de ardilla es uno de esos efectos secundarios el exceso de relleno con ácido hialurónico que hay que evitar a toda costa.
La ‘cara de almohada’ no tiene nada que ver con haber dormido muchas horas, lamentablemente.
La técnica lo es todo cuando se recurre a los rellenos dérmicos para recuperar volúmenes faciales. Es importante que tu médico estético de confianza maneje el relleno de ácido hialurónico con mesura para conseguir un aspecto lozano, pero natural, y que tú también manejes tu expectativas. No por rellenar más se va a lograr rejuvenecer el rostro, sino todo lo contrario. Y la idea siempre, debe ser buscar una mejora dentro de la armonía, no deformar el rostro.
Si esto ya ha sucedido y te encuentras con que te han dejado cara de almohada, no sufras. No hay por qué esperar a que se vaya absorbiendo el ácido hialurónico: existen soluciones mucho más rápidas.
La Dra. Pérez Sevilla nos habla de la hialuronidasa, una sustancia que descompone el ácido hialurónico y que ‘borra’ ese mal resultado cual antídoto zulú. “Esto siempre que el relleno se haya hecho con ácido hialurónico, si se trata de hidroxiapatita de calcio, policaprolactona o ácido poliláctico, no queda más remedio que esperar”.
En este proceloso universo de la belleza, las almohadas no siempre tienen una connotación negativa. ¡Ni mucho menos! Benditos sean esos accesorios que, mucho más literalmente, sirven para nuestro descanso.
En este sentido, los expertos de Kronos Homes nos recomiendan “elegir una almohada ergonómica que permita colocar la cabeza alineada con el cuello para no forzarlo”. Importantísimo punto que puede marcar la diferencia con tener las cervicales hechas un Cristo o suaves y ‘engrasadas’.
Otro de los aspectos que más se ha popularizado en los últimos años es la funda de la almohada. La seda goza de mucho predicamento como tejido fetén para evitar la formación de arrugas, así como dormir boca arriba precisamente por la misma lógica. ¿Realidad o mito? Yo hace tiempo que duermo con funda de almohada de seda (y antifaz de seda) y ciertamente tengo la piel bastante tersa ‘para mi edad’. Pero nunca se sabe cuál de las muchísimas estrategias que se llevan a cabo es la que está siendo decisiva. También duermo boca arriba desde hace años, es sencillamente la posición que le gusta a mi cuerpo y que adopto de forma natural.
La higiene, ejem, es otro aspecto clave que conviene tener en cuenta. La directora técnica de Omorovizca Estefanía Nieto incide en este ‘sucio asunto’: “la funda de la almohada hay que cambiarla, por lo menos, cada dos días. La piel del rostro está en contacto con ella y, al final, se acaba convirtiendo en un depósito de bacterias, lo que puede hacer que aparezcan puntos negros y granitos en nuestra piel”.
Elige siempre la mejor almohada… Pero nada de asemejarse a sus volúmenes, Belleza Pura.