El 27% de la población española piensa que lavarse los dientes es una cuestión meramente estética. Es mucho más. La falta de higiene dental, de cuidado oral, es la responsable de varias enfermedades.
La Organización Mundial de Salud afirma que 3.500 millones de personas tienen problemas con la salud bucodental; no son solo las caries, sino las enfermedades de las encías que afectan a 770 millones de personas, casi el 10% de la población mundial.
Afinamos mucho más los datos porque desde Harvard nos avisan de que la gingivitis está asociada a un 52% más de riesgo de padecer cáncer gástrico y a un 43% de esófago, además de la pérdida de piezas dentales. Incluso algunos tipos de cánceres, el alzheimer, el parkinson, la diabetes y los problemas cardiovasculares están íntimamente relacionados con la mala higiene dental. ¡Cuesta tan poco lavarse los dientes que merece la pena hacer este pequeñísimo esfuerzo si evitamos tantas enfermedades! La doctora Débora Vilaboa, dentista y miembro de la Academia Europea de Odontología Estética se ha brindado a explicarnos qué hacer y cómo.
¿Eres de los que se lavan los dientes 3 veces al día? Enhorabuena: estás haciendo mucho por tu salud. “Hay que explicar al paciente el beneficio de hacerse una revisión periódica, además de mantener una buena higiene dental -explica la doctora Vilaboa, de la clínica Vilaboa-. No se puede hacer creer a un paciente que venga a la consulta con dolencias, infecciones, fracturas o desgastes, que con un tratamiento va a quedar perfecto. No es lógico hacer un tratamiento si luego su higiene dental no es buena”.
Sin higiene dental las enfermedades se agudizan
A pesar de que los dentistas llevan más de 70 años luchando contra las bacterias, virus y microorganismos patógenos, las estadísticas de caries, periodontitis -enfermedad gingival- y cáncer oral continúan creciendo en Europa. “Esto se debe– afirma la doctora Vilaboa– a que los pacientes, es decir, todos nosotros, deberíamos implicarnos más en la prevención, y para eso hay que darle más importancia a la higiene dental”.
Los datos indican que la caries es la enfermedad crónica más prevalentes en el mundo. Según la encuesta de la Organización Mundial de la Salud de 2020, en España, más del 93% de los adultos y cerca del 43% de la población infantil están afectados por esta patología.
En cuanto a la peridontitis, esta enfermedad de las encías afecta a entre 6 y 8 millones de adultos en España; de todos ellos, entre el 10 y el 15% presenta gravedad severa.
Como veréis, poca broma con la boca por que “esta es parte del aparato digestivo -explica la doctora Vilaboa-, y sufre como lo haría el intestino si fuera un órgano tan superficial. La boca es una parte del organismo muy compleja, está muy expuesta y recibe todo lo bueno y lo malo que hay en el exterior”.
El problema con la peridontitis es que es una enfermedad silenciosa y si no te realizas revisiones periódicas puede que ya esté avanzada.
¿Qué sucede para que se inflamen las encías y se inicie esta enfermedad?
La boca es la puerta de entrada del cuerpo y es la primera barrera de defensa frente a virus y bacterias. En nuestro organismo, además de nuestras células, tenemos unos 100 billones de bacterias; unas nos protegen (las buenas) y otras nos perjudican (las malas). Y todas ellas forman el microbioma. Este, a nivel de la cavidad oral, es la primera línea de defensa frente a infecciones por agentes patógenos y nocivos.
Y, en la boca, por supuesto, también anidan bacterias. “Si tú dejas que el número de bacterias que hay en la boca se acumule con proteínas, con restos de alimentos, además, utilizas antibióticos y antisépticos de uso común, bebes alcohol, padeces insomnio o tienes estrés, estás ayudando a que las bacterias malas superen a las buenas”, afirma la doctora Vilaboa. Este desequilibrio entre el microbioma oral -las buenas y las malas- se denomina disbiosis.
La ciencia ya sabe la importancia del desequilibrio entre las bacterias en el organismo
“Hay evidencia científica sólida de que hacerse una higiene dental periódica es la mayor garantía de gozar de enfermedad, no solo oral sino de todo el cuerpo”, índica la doctora Vilaboa. Unos cuantos ejemplos de toda esta evidencia científica. En un artículo publicado en la revista Molecule Oral Microbiology se demuestra que los avances en la investigación en el campo de la enfermedad peridontal se relacionan con un nuevo modelo de patologías. Y se describe cómo la peridontitis se inicia con una microbiota disbiótica (desquilibrada) y no por patógenos. Es decir, la disbiosis oral altera la microbiota provocando enfermedades.
Otro artículo de la revista Journal of Parkinsos Disease muestra que en las primeras fases del parkinson ya se detectan alteraciones en el microbioma oral. También se ha comprobado, en otro estudio, que la disbiosis está relacionada con los síntomas de ELA.
La verdad es que tantos datos y estudios, que no han hecho más que empezar porque del microbioma se ha empezado a hablar hace 15 o 20 años, comienzan a poner las cosas en su sitio y se atisba que ciertas enfermedades están relacionadas con la higiene oral.
La doctora Vilaboa contaba todo esto tan interesante mientras se ocupaba de mi salud bucal. Esta ha consistido en buena higiene dental con ultrasonidos, un blanqueamiento dental con peróxido de hidrógeno al 35% más un tratamiento de mis encías. (Soy una de esas personas con gingivitis, afortunadamente controlada).
¿Está en nuestra manos hacer algo?
Por supuesto. “Mi recomendación es realizar higienes dentales periódicas, no solo para gozar de una buena salud oral sino para tener una buena salud en general. Hay estudios que indican que las personas que han perdido la mayoría de sus dientes con menos de 35 años tienen una probabilidad 4 veces mayor de padecer alzheimer. Por eso, lo ideal es que una persona sana se realice una higiene dental cada 6 meses; un persona sana que ya ha tenido algún tratamiento, cada 4 meses, y una que sea pero proclive a la inflamación, que tenga pérdida de hueso, cada 3 meses. Así no tendríamos malos diagnósticos”, afirma la doctora.
La pérdida dental es la punta del iceberg e indica que hay algo más debajo de ese problema, aunque como afirma la doctora Vilaboa “lo que no podemos decir es que con una muy buena salud oral no vamos a padecer un cáncer, porque la medicina no es una ciencia tan sencilla, pero sí podemos decir cómo mantener una buena salud oral; lo que es bueno para nuestro sistema digestivo es bueno para la boca. Por eso, recalcamos a nuestros pacientes que coman fruta, verdura, legumbres, aceite de oliva y que no coman dulces en exceso porque el azúcar es adictivo y modifica la microbiota”.
Buena alimentación, cero estrés y visitas al dentista: una ecuación para que nuestra higiene dental sea buena
Los dentistas tienen ante sí una labor no solo de curar y de prevenir sino de informar y de formar a los pacientes para comunicar el beneficio de una buena higiene oral. Por eso, indica la doctora que la disbiosis no se cura con un antibiótico ni con un antiséptico. “Lo que hay que darle a la disbiosis es la microbiota oral que necesita. Y por eso, recomiendo utilizar dentífricos que incorporen prebióticos, antioxidantes -extraídos del aceite de oliva- y xilitol que consiguen eliminar la placa bacteriana y reducir el sarro tanto o más que una pasta de dientes con antisépticos, pero que no van a producir disbiosis”. Tanta implicación en la salud dental ha dado como fruto la creación de una línea oral, Yotuel, para el cuidado de nuestro bioma oral. Además, nos indica la doctora que “nuestro farmacéutico es nuestro aliado en la mejora de la salud oral”.
No sé vosotros pero ahora mismo ya conozco mucho más mi boca que antes. Sé que la alimentación es básica, que el estrés y el insomnio juegan en mi contra y que las visitas al dentista son obligatorias. Pero, ¿sabemos cómo limpiar bien los dientes en casa? No basta con un cepillado rápido pensando así que las bacterias se van a ir de nuestra boca.
Higiene dental, un procedimiento sencillo que requiere un pequeño aprendizaje
“Lo importante es no ir con prisa, hay que tomarse su tiempo -indica la doctora Vilaboa-. El cepillo no debe ser ni duro ni blando, sino de una dureza media a suave. La cantidad de pasta también es fundamental; debe ser suficiente para que podamos tolerarla en la boca, porque si ponemos mucha pasta nos obliga a escupir y así acortamos la higiene. Tenemos que cepillarnos con movimientos circulares. En la arcada superior, el cepillo debe barrer desde la encía hacia abajo y en la arcada inferior, al contrario, desde la encía hacia arriba. En el interior, lo mismo: en la arcada superior, de arriba hacia abajo y en la inferior, de abajo hacia arriba. Las caras oclusares o masticatorias podemos cepillarlas en horizontal”. También es importante el uso de hilo dental o de cepillos interproximales después de la higiene con la pasta de dientes; con ellos retiraremos del todo las partículas de comida que se hayan quedado entre los dientes.
En lo que no está de acuerdo es en limpiar la lengua. “No soy partidaria; hay que hidratarla bien, pero en la lengua hay unas colonias únicas, que no las hay en ninguna parte del cuerpo, en donde todos los alimentos verdes se convierten en un compuesto hipotensor (es decir, baja la tensión arterial). Cuando nos enjuagamos con algún colutorio con alcohol quitamos esa población barrera que hace que nos suba la tensión. Y esto no lo digo yo, sino que hay estudios en la universidad Karolinska de Estocolmo y en diversas universidades norteamericanas. Otros trabajos científicos ponen el foco en microbioma oral para el estado de la tensión arterial. Alterar el microbioma oral de la lengua tiene como consecuencia que se eleve la cifra de la tensión arterial”.
El estudio de las bacterias buenas y malas está en la diana de la investigación
El estudio del microbioma, la disbiosis y todas las alteraciones de las bacterias en el organismo no han hecho más que empezar. Si en 15 o 20 años ya sabemos un poco y le estamos sacando partido, en los próximos años va a haber una avalancha de información sobre la salud dental que no hay que perderse. Desatender el cuidado de la boca es dejar de lado la salud de todo el organismo.