Mejillas de esquiadora: un look batido a punto de nieve en la coctelera de las tendencias.
Las tendencias en colorido dirigen su mirada a la temporada de esquí, siempre tan inspiradora en términos estéticos. Deslizarse efectivamente sobre unos esquís debe ser ya la pera limonera.
Si Mahoma no va a la montaña, las mejillas de esquiadora vienen a ti
No hace falta tomar el pulso a la naturaleza ni molestarse en interpretar señales climáticas. Instagram es el mejor lugar donde seguir el paso de las estaciones. Minúsculos bikinis en verano (idealmente en colaboración alguna marca, si una es muy TOP), ajustados conjuntos con capucha forrada de borrego en invierno, siempre con la estación de esquí pertinente detrás. El pie de foto inevitablemente será una escueta oda en inglés a la libertad y al placer de vivir (al YOLO, por abreviar) que el resto de mortales contemplaremos desde nuestros habitáculos de 8 metros² mientras sentimos crecer kafkianas protuberancias en la espalda.
Pero, eh, todo bien, porque al menos podemos evocar ese lifestyle con las mejillas de esquiadora. Que es una cosa la mar de mona que se ha llamado así, como se podía haber llamado ‘look poscoital de querubín’. Porque sí, la cosa deja buena cara, no como el crying make up o la insólita tendencia a lo heroin chic que consistía en remarcar las ojeras. ¿Se acuerdan ustedes de ese dislate?
Como te estarás imaginando, la clave de las mejillas de esquiadora está en el colorete. Lo ideal es escoger el tono en función de la propia piel -en general los más demandados son rosa, terracota o melocotón- y, a continuación, escoger un colorete en crema o gel para aportar el toque de ‘jugo’ que consigue el rubor propio de haber pasado la mañana dándole duro a los esquíes. “Si tienes dudas con el tono adecuado”, sugiere Gisela Bosque, National Makeup Artist de Sephora, “piensa en los colores cambiantes de las hojas antes que en los las flores o las frutas frescas”.
La técnica precisa
Las expertas de KVD Beauty aconsejan aplicar el colorete en espiral, empezando desde las mejillas de forma ligera, y aumentando la intensidad conforme te acerques a la nariz. Si quieres un efecto de esquiadora inasequible al desaliento, recomiendan poner un poco de producto sobre la frente y barbilla.
“Redondea el look aplican unos toques de brillo en las partes altas del rostro, como el hueso de la ceja, el arco de Cupido, la parte alta de los pómulos y un poco en el puente de la nariz”, concluye la experta de Sephora. “Para conseguir un resultado más transparente, que parezca salir del interior, se puede aplicar el colorete bajo la base de maquillaje siguiendo la técnica ‘underpaint’.
Y me surge una duda -con la que aprovecho para hacer una broma- ¿será necesario recrear la marca blanca que dejan las gafas para hacer más creíble esta tendencia?