Con genes de El Bierzo, Sara García Alonso despega como astronauta española con dirección al espacio. Es la primera mujer española en la lista de la Agencia Espacial Europea, seleccionada en calidad de reserva.
Enhorabuena Sara, han dicho las RRSS con unanimidad viral. De momento es un gran paso para una mujer científica que opta a cosmonauta suplente; más leonesa que castellana, y con ascendencia berciana.
Sin duda, los genes de los abuelos de Sara García Alonso se sitúan entre Vega de Espinareda y Lillo del Bierzo, aunque ella nació y es residente en León, ahora trabaja en Madrid.
Marta García, con un pie en la Luna y otro en las estrellas
A los 33 años, Sara García (León, 1989), bióloga molecular e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas se ha convertido en un referente femenino para las mujeres de todo el mundo. Sin embargo, llegar a estar en el disparadero de salida para la carrera espacial no ha sido fácil por el típico tópico de ser mujer. A pesar de todo, ha llegado, y lo más importante es que su ejemplo abre las alas a muchas otras mujeres que vendrán después.
Su particular carrera espacial la ha llevado de la Universidad de León a la de Salamanca, donde recibió el premio a la excelencia por su tesis doctoral. Después recaló en el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca y luego llegó a Madrid para incorporarse al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas. Allí continúa, en el laboratorio de Mariano Barbacid, investigando fármacos contra el cáncer de páncreas y pulmón.
Mujer de ciencias, un viaje por el universo del aprendizaje
Según sus propias declaraciones: “ser mujer en la ciencia es un hándicap añadido. A medida que vas ascendiendo en cargos y responsabilidades, como por ejemplo las cátedras, aumenta el número de hombres y desciende el de mujeres“. Algo que ya hemos oído más de una vez y que espero que poco a poco deje de escucharse en voz de las protagonistas de cualquier entorno laboral.
En el sector de la ciencia, tampoco está fácil tener un trabajo estable y bien remunerado. “Los fuertes recortes en I+D+i han supuesto un duro golpe para la ciencia en España y han reducido drásticamente las posibilidades de contratación en organismos públicos de investigación, universidades y centros tecnológicos. Todo ello hace tremendamente difícil conseguir una oportunidad y favorece la fuga de cerebros” ha dicho Sara García Alonso.
De procedencia humilde ha confesado que si no hubiera sido por la enseñanza pública no habría podido estudiar ni especializarse. “Para mí, explica Sara García, es todo un orgullo devolverá mi país lo que han invertido en nosotros. Estudiar fuera es un sacrificio sobre todo para los padres. Yo he estudiado siempre en la escuela pública, con financiación pública, y no ha sido en balde, es una inversión que revierte.”
Una pareja de astronautas leoneses
Desde que el pasado mes de noviembre la Agencia Espacial Europea (ESA) comunicó la noticia de que Pablo Álvarez iba a ser uno de sus cinco astronautas titulares y Sara García, astronauta de reserva. Ambos están en el punto de mira desde entonces y no, no son pareja, ni siquiera se conocían hasta ahora, a pesar de ser los dos leoneses.
Mente sana en cuerpo sano y entrenado
Seguro que Sara García ha hincado muchos codos a lo largo de su carrera, pero eso no le ha impedido cultivar también su cuerpo. Es coach nutricional y entrenadora personal. Además, practica deportes como el submarinismo y el paracaidismo, que precisamente encajan muy bien con las prácticas de entrenamiento de los astronautas. También es practicante de un arte marcial israelí: Krav maga o combate cercano en hebreo. Es una técnica de defensa personal que consiste en ocuparse primero de la amenaza inmediata.
Curiosa, inquieta, emprendedora y solidaria.
Como buena científica tiene una mente curiosa y se interesa por muchas cosas. “Cuando digo me gusta todo, parece una exageración, pero no. Me encanta cocinar, hago ‘crochet’, me creo mi propia ropa, me construyo mis propios muebles. Incluso levanté mi propio gimnasio”.
Otro de sus valores a tener en cuenta es su compromiso solidario como voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer.
Ahora Sara estará pendiente de una llamada de teléfono, que de producirse la llevará a enfundarse un traje de astronauta, primero, y meterse en una nave directa al espacio interestelar, después. Se ha ganado el cielo, al parecer en algunos casos la meritocracia funciona, y Sara García ha sido la elegida para cumplir un sueño. ¡Enhorabuena, Sara!