El parecido de Ana de Armas con Marilyn es asombroso. Put the blame en su pericia actoral, pero también en el maquillaje y peluquería.
Ana de Armas se consagra en Hollywood interpretando a Marilyn Monroe, la malograda tentación que vivió arriba. Siempre arriba.
Quién le iba a decir a la niña que soñaba con ser actriz en su Cuba natal que Brad Pitt se pondría la peineta y la bata de cola para defenderla ante las críticas sobre su acento. Toda realidad tiene una parte inasible hasta para sus protagonistas, e intuyo que Ana de Armas lo tiene que estar flotando mucho con ‘la que está liando’. Que una actriz latina -no especialmente ‘racial’- encarne a una nívea diva del cine hollywoodiense es una de tantas conquistas que afianza el poder de ‘lo latino’ más allá de nuestras fronteras.
Cuentan que Ana de Armas se preparó concienzudamente para el papel en extenuantes revisiones de la vida y obra de Monroe. El biopic pone el foco en cómo se sentía Norma Jean ante los muchos y complejos vaivenes de su vida, y eso requería una inmersión total en la profundidad del personaje para lograr recrear la expresividad de sus gestos.
Si la transformación física ya suponía un reto importante, no era baladí la cuestión del acento. Recordemos que de Armas ni siquiera hablaba inglés hace 8 años, por lo que ha tenido que recibir horas y horas de preparación con una logopeda para conseguir un acento californiano nativo. Nueve meses únicamente para esta actividad: todo un parto. Y, aunque este aspecto no ha convencido del todo a los críticos más acérrimos, en líneas generales no cabe duda de que la cubana ha salido más que airosa de este trance.
Si la actriz no se hace con varios premios (cosa que pongo en duda), lo hará la sección maquillaje / peluquería, candidata indudable a recibir un aluvión de reconocimientos. Todo el trabajo de caracterización es portentoso, desde la emblemática melenita rizada peinada en ondas que se va asalvajando o aplatanando en función del estado de ánimo de la actriz (es uno de esos casos en los que el pelo efectivamente dice mucho de alguien) hasta el lunar de Marilyn (prácticamente un icono pop por sí mismo). Mención aparte para las cejas, que por sí solas podrían figurar en el Hall of Fame.
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