Hay muchas historias de mujeres emprendedoras en el mundo de la belleza y muchas mujeres destacadas en la industria de la estética. Desde nuestra famosa Carmen Navarro a Estée Lauder pasando por Helena Rubinstein o Elizabeth Arden. Los hombres son menos y curiosamente más unidos al universo del perfume o el maquillaje.
Carmen Navarro tiene una de las muchas historias de mujeres emprendedoras del mundo de la belleza que es importante contar. Pionera y visionaria del sector de la estética como otras grandes señoras con una trayectoria marcada por el éxito. Aunque hay otras firmas menos conocidas que se han quedado entre los baches del camino.
Carmen Molina Estañ, esteticista destacada en Alicante con su salón de belleza natural L´essència de Hebe, y gran conocedora de la historia de la belleza, nos cuenta como le inspiró una entrevista que leyó sobre la gran Carmen Navarro.
Todavía el hecho de ser mujer en el siglo XX, y aún ahora en el XXI, sigue marcando la diferencia entre las historias de mujeres emprendedoras y hombres emprendedores. Nosotras siempre lo tenemos un poco o un mucho más complicado que ellos. Pero desgraciadamente estamos acostumbradas a saltar obstáculos cuando nos proponemos algo. Por eso y a pesar de todo, las mujeres son las grandes protagonistas de la revolución del mundo y la industria de la belleza. Sin duda, la historia del emprendimiento tiene nombre de mujer.
A Carmen Molina Estañ le inspiró una entrevista que le hicieron a Carmen Navarro.
“Hace poco leí una entrevista a la gran Carmen Navarro, una de las empresarias españolas de más éxito en el mundo de la belleza. Hablaba de temas que, como profesional de la estética, me interesaron mucho, pero lo que llamó más mi atención fue una pequeña anécdota personal. Carmen le contaba a su entrevistador que hace 49 años, ella no podía pedir un préstamo ni abrir una cuenta en un banco sin el aval de su marido. Ni ella ni ninguna mujer de este país, podíaemprender un negocio sin el beneplácito de su tutor, bien fuera padre, marido o hermano.”
“Durante siglos, el negocio de la belleza como tal estuvo en manos de mujeres por ser considerado poco rentable y nada honorable. Los hombres prefirieron el mundo del perfume, algo más elegante y distinguido. Tan sólo Max Factor hizo una incursión en el mundo de la belleza, aunque su campo fue el maquillaje dedicado a la industria del cine.”
“Con la llegada del siglo XX, fueron mujeres como Helena Rubinstein, Elizabeth Arden, Dorothy Gray o Estée Lauder las que supieron ver el potencial mercado que podía generar la venta de cosméticos a mujeres. La misma Helena Rubinstein contaba en una entrevista como en 1908 sus clientas londinenses bajaban de un coche con la cara tapada por un velo y esperaban en una esquina hasta estar seguras de que nadie conocido las podía ver. Era algo indecoroso acudir a recibir tratamientos de belleza.”
La historia de las mujeres emprendedoras no ha sido un camino de rosas.
“Estas mujeres no lo tuvieron fácil en sus comienzos, siempre han circulado biografías escandalosas en las que se sugiere la existencia de algún posible protector que ayudara económicamente en los primeros años, con la intención de menoscabar la importancia de sus logros. Quizá estos comentarios surgieron por la envidia de grandes hombres de negocios que perdieron la ocasión al despreciar el poder de la mujer como consumidora. Sinceramente, me parece una información irrelevante el cómo consiguieron esa primera inversión, tanto si fue gracias a préstamos de familares, amigos o bancos, como si lo consiguieron de un amigo especial, puesto que triunfaron gracias a su tesón y a su duro esfuerzo. Fueron capaces de levantar grandes imperios a fuerza de trabajo e inteligencia, así que el cómo consiguieron ese primer capital no es tan importante.”
“A partir de la década de 1930 las grandes corporaciones comienzan a darse cuenta de su gran error al haber apartado el mercado femenino de sus grandes horizontes. Hasta la llegada de Charles Revson en 1959 con la marca Revlon, el mercado de la belleza había estado prácticamente en manos de mujeres. Me llama la atención que en el caso de los señores nadie pone en duda de dónde proviene el capital utilizado. Curioso ¿no?.”
¿Qué hay detrás de la puerta de un centro de belleza?
“Por suerte para todos, el compañero de vida de Carmen Navarro fue inteligente y reconoció el talento que tenía a su lado, pero esta historia me ha hecho pensar en cuanto capital humano hemos podido perder por el camino. No todo son imperios y triunfos.”
“A título personal, puedo contar que en la primera década del 2000, pedí un pequeño préstamo a un banco de cuyo nombre no quiero acordarme. Como aval ponía un piso de mi propiedad que superaba en diez veces el valor de mismo y aun así me pidieron la firma de mi marido (!) Él estaba casi más indignado que yo, y tuvieron que aguantar el chorreo de mi churri, que decididamente se lo tomó peor que yo. Ahí lo dejo…”
Si quieres comentar algo al respecto, tienes carta blanca para hacerlo dejando un comentario que probablemente nos ayude a todas.