El tónico facial es imprescindible en tu rutina de limpieza de cutis. No es un gesto gratuito es tan necesario como aclarar el cabello después del champú.
Si quieres saber para qué sirve el tónico facial y por qué no debes dejar de usarlo, te solucionamos todas las dudas de aplicación. Después de desmaquillar con leche limpiadora o agua micelar llega su gran momento.
Te contamos porqué debes usar un tónico facial dos veces al día, por la mañana y por la noche. La mayoría de los tónicos se utilizan con un disco de algodón (mejor si es reutilizable, por aquello de que tenemos el planeta hecho un asco) aplicándolo con toques suavecitos. Otros vienen es espray y los puedes dejar que la piel absorba todos sus principios activos. Lo que nunca debes hacer es arrastrar el algodón. Después ya puedes aplicar el sérum y la crema que uses. Si sigues estas pautas vas a ver cómo tu piel mejora.
El tónico facial es un imprescindible en tu rutina de limpieza ya que equilibra la piel, la refresca, la hidrata, limpia los poros y prepara el cutis para recibir el tratamiento habitual. Te contamos los porqués…
Porque equilibra la piel
Visualiza tu rutina de belleza como si fueran capas. Antes del serum o la crema y después de la limpieza es donde tiene sentido aplicar el tónico. Es así porque su principal objetivo es, precisamente, equilibrar la piel después de la limpieza. “Has arrastrado la suciedad e impurezas con un producto con tensioactivos”, explica Claudia Varanski, creadora de la marca Varanski Naturals. “Por muy suave y delicado que sea tu limpiador, y muchas fórmulas actuales pueden presumir de ello sin perder eficacia, no deja de ser una pequeña agresión, por lo que es preciso que devuelvas el pH de la piel a su punto ideal. El tónico facial remata la “operación limpieza” eliminando cualquier resto de producto que haya quedado sobre tu rostro”.
Porque un tónico facial trata la piel
Existen varios tipos de tónicos faciales: para pieles sensibles, reactivas, secas, grasas, maduras, joven. Por eso es esencial que sepas cuál es tu tónico porque da la respuesta a cada tipos de cutis y logra que la piel se calme, se refresque y se alise.
Porque colabora con los demás productos de tu rutina facial
No todo el mérito de la mejoría que experimentes es de tu crema con tratamiento específico: sin el tónico no sería posible porque facilita la absorción de los activos.
Por eso, elige un tónico según tu tipo de piel. Si es grasa, escoge uno que contenga ácido glicólico porque ayudan a desprendernos de las células muertas y ayudan a limpiar el poro. Si tienes la piel sensible, opta por tónicos libres de alcohol y que tengan efecto calmante y antiinflamatorio, como la niacinamida. Y si tu piel es seca, busca uno hidratante que contenga, por ejemplo, ácido hialurónico o extracto de almendras dulces.
Porque el tónico facial aumenta el riego sanguíneo
Mejora el riego de la zona donde lo apliques, lo que se traduce en una piel acondicionada y con un aspecto fresco y vivaz. ¿Quieres potenciar sus propiedades? Olvídate del algodón y aplícalo directamente con el espray, con las manos, a toques o ligeros pellizcos. Verás cómo notas el rostro despejado.
Porque hidrata, suaviza, ilumina, reafirma y previene la flacidez
Fíjate todo lo que un tónico facial puede hacer por tu piel. Ahora hay fórmulas para todos los gustos y para todos los bolsillos. Todos te hidratan la piel y favorece la elasticidad, con lo que se previene la flacidez.
Ahora ve al cuarto de baño y esta noche añade un paso más a tu rutina facial: tu piel te lo agradecerá.