Ya tenemos polémica: un estudio sobre el consumo de cerveza del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) está dando mucho que hablar, porque defiende que una o dos cervezas al día son saludables, no engordan y reducen la mortalidad…
El estudio en cuestión promueve beber alcohol (aunque sea de manera moderada). Sin embargo, la realidad es que, según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de bebidas alcohólicas provoca 3 millones de muertes al año.
Pocos días después de aparecer este trabajo en la revista Nutrients se publicó otro en The Lancet (una publicación con mucho más rigor) que afirmaba que tomar dos bebidas alcohólicas al día provocó cáncer a 100.000 personas en 2020.
Ante estos datos tan contradictorios, ¿a quién creemos? ¿Quién está detrás de estas afirmaciones? El trabajo sobre el consumo de cerveza del CSIC ha revisado la literatura científica entre los años 2007 y 2020. Los firmantes eligieron 6 de esos estudios; casualmente en 5 de ellos encontraron que la cerveza tenía un efecto cardiovascular protector, si se consumía de forma moderada, frente a los abstemios o quienes bebían de vez en cuando. Lo que se callan, o más bien, lo ponen (por obligación) al final del trabajo es que este estudio está financiado por fabricantes de bebidas alcohólicas y de cerveza, como The Brewers of Europe (Cerveceros de Europa), que es la patronal de los fabricantes de cerveza de 29 países europeos; la Fundación Dieta Mediterránea, Pernod Ricard, Prodeca, Bicenturi S.A. o Wine and Culinary International, entre otros muchos.
Frente al estudio sobre el consumo de cerveza del CSIC, el de The Lancet hace una llamada a la prudencia. Los autores, entre otros, expertos de la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer (IARC) en Francia, advierten del vínculo entre alcohol y cáncer.
La investigación estima que el alcohol es responsable de enfermedades cancerígenas en el 77% de los hombres con cáncer estudiados (568.000 casos). En las mujeres supone un 23%. Los cánceres más habituales son los de esófago, hígado y pecho.
¿Cómo se ha podido colar en una publicación científica el estudio sobre el consumo de cerveza del CSIC?
Parece una barbaridad que un centro de tanto prestigio haya acogido este trabajo. Sin embargo, da la impresión de que publicar en ciertas revistas científicas es sencillo y no lo es en absoluto. En este tipo de publicaciones hay grupos de investigadores que miran con lupa cada uno de los artículos (papers los denominan) y echan para atrás muchísimos.
En 2018, en la revista Nutrients, donde se ha publicado el dichoso trabajo sobre los beneficios de la cerveza, 10 de estos sesudos editores dimitieron porque, según dijeron, “recibían presiones para aceptar publicaciones mediocres”. Así lo afirmaron en la revista Science: “los autores pagan hasta 1800 dólares en el caso de Nutrients, lo que para los editores es un incentivo para publicar los más posibles”.
El asunto es grave. Primero porque el estudio está financiado por partes interesadas; en este caso, empresas relacionadas con el alcohol. Y por otra, porque la revista donde se divulga obtiene ingresos por la publicación de ese trabajo.
Y sigue siendo aún más serio porque difunde mensajes poco fiables a un público deseoso de creerse que lo que está haciendo mal no lo es si está argumentado por la ciencia y puede seguir, en este caso, bebiendo sin remordimientos de conciencia.
Conclusiones sobre el consumo de alcohol
Además, y para más inri, el estudio va en contra de la evidencia científica. El alcohol es malo. No existe un efecto protector de la cerveza frente a las enfermedades del corazón. Al contrario, los resultados de los estudios epidemiológicos indican un riesgo menor de enfermedad cardiopulmonar asociado a un consumo moderado de alcohol comparado con los no bebedores. Esta afirmación se recoge en la Guía práctica clínica sobre prevención de enfermedades cardiovasculares de la Sociedad Europea de Cardiología en 2016.
En cuanto al riesgo de cáncer en las personas que beben de forma moderada (entre 0,1 a 20 gramos), está en un 14% de casos estudiados en 2020; un 39%, en el caso de bebedores de riesgo (entre 20 y 60 gramos diarios) y 47%, entre los grandes bebedores (más de 60 gramos diarios: unas 6 bebidas con alcohol).
La realidad es que el alcohol daño el ADN y que los científicos calculan que en 2020 hubo más de 6,3 millones de casos en el mundo de cáncer de boca, laringe, faringe, esófago, colon, recto e hígado.
¿Conclusión? Solo una: lo más sano es no beber.