La dismorfia facial llena las consultas de cirugía plástica para solicitar cambios de cara que se parezcan a sus propios selfies con filtros beauty de Instagram o Snapchat. Una obsesión mental patológica que los buenos cirujanos estéticos rechazan derivando a este tipo de pacientes a psicólogos o psiquiatras. Los filtros de Instagram están generando trastornos obsesivos con nuestra autoimagen.
En España están aumentando los casos de dismorfia facial por selfies en las consultas de cirugía y medicina estética. Hombres y mujeres que quieren operarse para parecerse a sus fotos mejoradas con los filtros que se usan en las redes sociales. Su mejor versión ya no imita a las celebrities que hasta ahora eran los modelos a copiar. La realidad quiere convertirse en ficción previo paso por el quirófano.
Menos mal que hay cirujanos con más ética que estética que detectan a los pacientes con perfil SIMON (Single, Inmature, Male, Obsesive, Narcissistic) y se niegan a realizar estas distorsiones imposibles con cirugías radicales ya sean en la cara o en el cuerpo.
Según el doctor Ángel Juárez, cirujano del Hospital Universitario La Zarzuela de Madrid y miembro de la SECPRE : “Ya no se comparan con modelos, actores o personajes públicos sino con una visión de ellos mismos distorsionada por los filtros. Afecta sobre todo a millenials que pasan muchas horas en Instagram, una de las redes sociales donde más se abusa de estos filtros faciales beauty“.
Entrevista sin filtros con el cirujano Ángel Juárez sobre los problemas de la Dismorfia del selfie
BP: ¿Podría concretar un porcentaje de casos de este tipo de dismorfia en las consultas de cirugía plástica?
“Se considera que el porcentaje de casos con este trastorno en la población general es de aproximadamente el 2%. En el caso de las consultas de cirugía plástica este porcentaje supone aproximadamente el 10-12% de los pacientes que acuden a ellas. Existen estudios que reportan entre el 4 y el 57% de casos de trastorno dismórfico en los pacientes que acuden al cirujano plástico en USA.”
BP: ¿Hay más casos de dismorfia facial o corporal?
“La piel, el pelo y la nariz son las áreas que más preocupan en pacientes con este trastorno. Es mucho más frecuente la dismorfia facial, y más concretamente la de la nariz.”
BP: ¿Cual es el perfil de edad y sexo de este tipo de pacientes?
“No existe una gran diferencia entre sexos, siendo un poco más frecuente en las mujeres. En la mayoría de los casos este trastorno se inicia en la adolescencia, pero no se consulta hasta la edad adulta, aunque cada vez se consulta antes. Existe un acrónimo que sirve para identificar algunos pacientes de este tipo: SIMON (Single, Inmature, Male, Obsesive, Narcissistic)”
BP: ¿Qué tipo de cirugías suelen pedir al cirujano?
“La cirugía más solicitada es la rinoplastia, seguida de cirugías de contorno corporal (liposucción abdominoplastia, ginecomastia y mamas femeninas)”
BP: ¿Cómo se detecta la anomalía psicológica previa consulta con el especialista o posteriormente a un diagnóstico psicológico o psiquiátrico?
“El diagnóstico es complejo y muchas veces puede pasar desapercibido. En ocasiones, incluso los pacientes diagnosticados y tratados por el psiquiatra no lo comunican cuando acuden a nuestra consulta. Por esta razón es imprescindible realizar una entrevista y valoración exhaustivas para reconocerlos. En general estos pacientes nos dan pistas para poder identificarlos. Cuanta más experiencia, más fácil es detectarlos. En estos casos nuestra labor es hacerlos desistir de su propósito de intervenirse y derivarlos a una consulta de psicología o psiquiatría.”
BP: ¿Todos los cirujanos plásticos deben rechazar a pacientes con dismorfias faciales o corporales? ¿Es una cuestión ética o existe algún tipo de legislación profesional al respecto tanto en España como en el resto del mundo?
“Nuestra responsabilidad profesional y ética es detectar estos casos y tratar de reconducirlos en la dirección adecuada hacia la ayuda psicológica. No existe una legislación ni código deontológico que impida a los cirujanos operar este tipo de pacientes, si bien las vocalías de ética de nuestras sociedades científicas, SECPRE y AECEP, velan por la seguridad y las indicaciones correctas hacia nuestros pacientes.”
BP: ¿Qué ocurre con los cirujanos que sí acceden a operar a este tipo de pacientes con problemas psicológicos o psiquiátricos?
“El grado de insatisfacción de estos pacientes, una vez operados, es altísimo, aproximadamente del 95%. Operarlos puede suponer un gran problema para el paciente, ya que nunca va a estar satisfecho, aumentando así su grado de ansiedad, y para el cirujano, que no va a ser capaz de cumplir las expectativas del paciente; existen reportes de amenazas físicas y denuncias a cirujanos hasta en un 40% de los casos intervenidos con este trastorno. Un caso muy conocido en Madrid de finales del siglo pasado supuso la muerte del cirujano plástico y la enfermera a manos del paciente tras una rinoplastia y el posterior suicidio del mismo.”