Para quienes desean unos dientes blancos, el blanqueamiento dental es un tratamiento muy demandado por efectivo, rápido y a un precio cada vez más asequible. Algunos pacientes son mejores candidatos que otros para recuperar una sonrisa luminosa.
No todos los dientes son igual de blancos ni tienen la misma coloración. La tonalidad original se va manchando con el tiempo debido a todos los productos que se ingieren a lo largo de los años. En particular, tiñen más algunos como café, té, Coca-Cola, vino, tabaco o colorantes. Todos ellos dejan cadenas químicas fijadas a la superficie de los dientes. Por eso los tratamientos de blanqueamiento dental en casa o en la clínica deben tener en cuenta no solo el tono el diente, sino el estilo de vida del paciente.
Así funciona un blanqueamiento dental
El blanqueamiento no consiste en ‘pintar’ de blanco el diente. “Se produce por la acción de un agente blanqueador que se pone en contacto con la superficie exterior del diente. Este agente o producto libera una sustancia que es oxígeno activo. Para conseguir una liberación más pronta, se utilizan métodos físicos como la luz ultravioleta”, explica la doctora Beatriz R. Vilaboa, especialista en Estética Dental de la Clínica Vilaboa, miembro de la Academia Europea de Odontología Estética y profesora del CEU-San Pablo de Odontología Estética. El producto blanqueador se aplica con un pincel. Luego se enfoca el haz de luz hacia los dientes, con la intensidad adaptada a cada paciente. En un tiempo medio aproximado de 40-50 minutos, el tratamiento ha terminado.
El diente tiene un núcleo interno más amarillento recubierto por una capa traslúcida de esmalte. Es la parte más dura y que aporta la belleza final al diente. El blanqueamiento dental precisamente aclara la zona más interna, la dentina. Según el tono original del diente, los resultados serán más o menos fáciles de obtener.
El tratamiento médico es sencillo, rápido y seguro, habitualmente en una única sesión. El doctor Carlos Saiz es dentista de celebrities como la actriz Ana Milán o el futbolista Jordi Alba. En su clínica, utiliza una técnica de blanqueamiento dental llamada Zoom. Original de Estados Unidos, “es un tratamiento mínimamente invasivo, con tecnología totalmente indolora de última generación ‘made in USA’, sin necesidad de anestesia. No afecta al esmalte natural, ni produce sensibilidad dental y además permite elegir la tonalidad exacta a gusto del paciente”, explica el odontólogo. En caso de ser necesario, puede llegar a blanquear hasta ocho tonos.
Blanqueamiento en casa
Otro tipo de tratamiento es el blanqueamiento en casa, que puede realizarse en solitario o como complemento del que se lleva a cabo en la clínica. Se hace con férulas hechas a medida en las que el paciente aplica el producto blanqueador, según las indicaciones del odóntologo.
“Los activos que se utilizan son diferentes si el tratamiento es en la clínica o en casa. En el primer caso suele ser peróxido de hidrógeno al 25 % activado con luz led a diferentes intensidades. El de casa es peróxido de carboamida al 16 %. En cualquier caso, son productos y concentraciones que solo se distribuye a odontólogos”, detalla la doctora Adriana Toro Mattozzi, de la clínica dental Toro Mattozzi.
Este tipo de tratamientos, lejos de erosionar el diente, como algunos pueden temer, “vienen a fortalecer y aumentar la microdureza final del esmalte”, subraya la doctora Vilaboa.
Una vez terminado el tratamiento de blanqueamiento, el paciente deberá llevar una cuidada salud bucodental para asegurar que los resultados se prolongan en el tiempo.
Y el candidato perfecto al blanqueamiento dental es…
El paciente puede llegar a la clínica con muy diferentes tonalidades en la dentadura. Algunos son más amarillos. Otros, más grisáceos. En otros casos hay manchas en los dientes. La técnica que se aplica no varía, aunque sí pueden hacerlo la cantidad de sesiones, la intensidad de la luz o si se necesita refuerzo con blanqueamiento casero.
El candidato ideal para un blanqueamiento dental tiene entre 18 y 70 años. “La respuesta en los dientes más jóvenes es más temprana, ya que la anatomía interior permite una eficacia mucho más veloz del tratamiento de blanqueamiento. En personas de edad más avanzada, 60 y 65 o 70 años, requerirá algo más de paciencia, puesto que el diente con una cierta edad empieza a tener la anatomía más obliterada (obstruida)”, indica la doctora Vilaboa.
Además, el mejor candidato a un blanqueamiento dental es un paciente no fumador, que no tome vino tinto a diario o café en exceso, “ya que son factores que harían que el blanqueamiento no durara en el tiempo”. En personas muy fumadoras el producto blanqueador no penetra bien y en seguida vuelven a tener un color amarillento en los dientes.
En general, lo más indicado es que sean pacientes en edad adulta con buena higiene, sin caries, buen estado estado periodontal sin hipersensibilidad dental. “El blanqueamiento da una sensibilidad reversible pero, en caso de haber hipersensibilidad, puede causar daño pulpar”, advierte la doctora Matozzi.
Por el contrario, son malos candidatos aquellos pacientes con mala salud bucal. Si hubiera problemas de higiene, caries, encías o necesidad de ortodoncia, sería necesario solucionarlos antes. Sin embargo, cada caso debe de estudiarse e individualizarse con detalle exquisito.
¿Y si llevo prótesis dentales fijas como puentes, coronas o carillas?
El tratamiento solo blanquea los dientes naturales, ni carillas ni coronas. Sin embargo, ser portador de este tipo de prótesis fijas dentales no significa que se deba descartar un blanqueamiento dental.
De hecho, es frecuente ver cómo con el paso del tiempo, la dentición natural del paciente ha sufrido una decoloración mientras que dientes restaurados con prótesis, puentes, carillas siguen manteniendo un tono similar al del momento en que fueron colocados. “En este sentido, el tratamiento de blanqueamiento es una opción ideal para aclarar la dentición natural y volver a conseguir igualar el color de los puentes y coronas, siempre que estén en buen estado”, dice Vilaboa.
También suele recomendarse al término de una ortodoncia con brackets o Invisilign, para para devolver y reforzar la microdureza, la estructura, el brillo y el color de los dientes.
Crédito imagen destacada: Racool Studio para Freepik.