La Covid-19 nos ha hecho hablar del sistema inmune porque todos estamos preocupados con este virus. ¿Podemos entrenar nuestras defensas?
No es la Covid la única enfermedad infecciosa que ataca a nuestro organismo aunque es la que ahora está más presente. Por eso, saber sobre el sistema inmune casi se ha puesto de moda; tenerlo fuerte para hacer frente a este virus o a otros es casi una obligación y, por eso, desde hace unos meses ha aumentado la venta de suplementos vitamínicos y productos para entrenar nuestras defensas.
Cada año mueren entre 10 y 20 millones de personas debido a enfermedades infecciosas; la tuberculosis sigue matando a millón y medio de personas y los hongos o las neumonías bacterianas se llevan por delante también cada año a millones de personas. Y eso sin contar con la Covid, que lleva ya más de un millón de muertos (44 millones de infectados) y aún no llevamos un año con la pandemia.
En estos escenarios es fundamental contar con todas las herramientas de las que disponemos para modular la respuesta inmunológica de cualquier persona susceptible de padecer estas enfermedades.
Nuestro arma de defensa
Jorge Domínguez, doctor en biociencias moleculares e investigador de Medicina Interna del Centro Médico de la Universidad de Radboud, en Nimega, Países Bajos, nos hace un perfecto retrato del sistema inmune al afirmar que “siempre ha habido una constante competición, una constante lucha entre humanos y patógenos que supone el motor tanto de nuestra evolución como la de los patógenos que se enfrentan a nosotros. El objetivo de los patógenos es beneficiarse de nosotros para reproducirse y sobrevivir, y el nuestro, eliminar al invasor para sobrevivir y reproducirnos”.
Ellos, los malos quieren dejarnos KO, pero nuestro organismo, para dar batalla, “posee el sistema inmunológico, un arma de defensa para que nos defiende de los invasores. Este sistema está formado por millones de células distribuidas por todos los rincones de nuestro cuerpo cuya misión es detectar y eliminar cualquier amenaza en el menor tiempo posible. La mayoría de las veces ganamos nosotros pero por desgracia, eso no siempre es posible”, indica Jorge Domínguez.
Sistema inmunológico innato y adaptativo
Venimos a este mundo con el sistema inmunológico de fábrica y no necesitamos aprendizaje para ponerlo en marcha. Este barrera se conoce como innata y reconoce un número limitado de moléculas que pueden hacernos daño. Con el paso del tiempo se pone en marcha el sistema inmunológico adaptativo, que se desarrolla a medida que estamos expuestos a los virus, bacterias y otras sustancias potencialmente dañinas a lo largo de nuestra vida.
Una de las ventajas de este escudo que nos protege es que tiene memoria; es capaz de recordar estímulos antiguos a los que nos hemos enfrentado en el pasado y reconocerlos y eliminarlos.
Nuestro organismo es capaz de lanzar una respuesta defensiva para detener la infección. Si nuestro sistema inmunológico innato, la primera barrera de defensa con la que nacemos, está preactivado es capaz de exprimir nuestro metabolismo para eliminar la amenaza del virus. Pero para que esto suceda nosotros tenemos que estar fuertes y sanos.
Buenos hábitos para un mejor sistema inmune
“Come bien para estar fuerte”, nos decían nuestras madres cuando éramos pequeños. Esa cantinela que hemos oído hasta la saciedad es una verdad absoluta aunque parece que no todo el mundo se dé por enterado.
Para mantener un sistema inmune activo y sano necesitamos muy pocas cosas: una alimentación sana, hacer ejercicio, dormir bien, no fumar, no beber o beber poquito y mantener unos hábitos de higiene. Es poca cosa, pero a veces nos aferramos a las malas costumbres.
Con 30 minutos al día de ejercicio nos basta para ayudar a nuestro cuerpo a sentirse mejor. El ejercicio previene la artritis, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares, además de favorecer el sueño y favorecer la funcionalidad del sistema inmunológico.
Dormir bien es esencial para mantener nuestra barrera frente a los patógenos. Las personas que no duermen bien son más propensos a enfermar.
¿Y qué decir de hacer una dieta equilibrada? Ésta es otra de las claves para mantener el sistema inmune fuerte porque alimentarse bien nos asegura recibir las cantidades de nutrientes necesarios para el mantenimiento de las funciones de nuestro escudo frente a las enfermedades. No podemos olvidar incluir en la dieta alimentos que contengan vitaminas A, C, D y B12 y minerales como el selenio, el hierro o el zinc.
A veces es preciso una ayudita
Desde Cantabria Labs nos animan a ser “inmunoferoces”. Si precisas dar un empuje a tus defensas, previa consulta a tu médico o farmacéutico, puedes ayudar a tu sistema inmune con Inmunoferon, un complemento alimenticio con una fórmula exclusiva a base de AM3® (glucomanano y proteína de soja) y zinc, que contribuye al normal funcionamiento del sistema inmune.