Muy conocida en el Ayurveda, la ashwagandha consigue aminorar el estrés y mejorar la calidad de vida.
Confieso que la promesa de ‘reducir el estrés’ me resulta aún más evocadora que la de poseer un chalet en Torrevieja. Así de arrebatadora es el aura beatífica que envuelve la ashwagandha, una planta medicinal adaptógena , esto quiere decir que ha desarrollado sus propios mecanismos de defensa para sobrevivir en condiciones hostiles. Entre sus logros a largo plazo están reducir el cortisol en sangre y frenar otra serie de procesos metabólicos asociados a enfermedades como el cáncer o los problemas cardiovasculares.
Sus beneficios se cuentan con los dedos de una mano, pero te seducirán de inmediato: mejora de la calidad del sueño y la sexualidad, contribución a la causa anticancerígena, redistribución de los depósitos de grasa, mejora de las habilidades cognitivas. ¿Qué, nos metemos una pasti?
La clave de su poderío es su alta concentración de withanolides, sustancia capaz de combatir la inflamación y el crecimiento tumoral. Se ha demostrado que la ashwagandha ayuda a inducir la apoptosis, que es la muerte programada de las células cancerosas. Esto se traduce en propiedades anticancerígenas interesantes, especialmente en cánceres de mama, pulmón, colon, cerebro y ovario.
Sus beneficios sobre el estrés se relacionan con la regulación de la insulina en sangre y con la reducción del cortisol, hormona que el páncreas libera cuando el cerebro le dice al cuerpo ‘huye’ y que desemboca en situaciones tan ingratas como la ansiedad, el insomnio o el molesto cinturón de grasa abdominal que no hay Cristo que se quite.
Además, fortalece el sistema inmunológico, aumenta el deseo sexual (y la energía amatoria, la energía en general), y posee un interesante efecto bipolar: puedes tomarla por la mañana y te dará energía o de noche y te inducirá una agradable sensación de relajación.
En nuestro país, la planta se encuentra sin problema en herbolarios (o en Amazon) en formato cápsula o polvo. Si eliges esta última presentación, puedes añadir tranquilamente la cantidad requerida al café, la leche, el yogur o un zumo. ¡A la rica ashwagandha!