Estos son los ingredientes que debería tener una crema antiedad, y te contamos como actúan sobre la piel. Acción y reacción. ¡Elige en función de lo que necesitas!
Reducir arrugas, mejorar el tono de la piel o ralentizar el envejecimiento son aspiraciones muy nobles que congregan una fabulosa industria detrás con cierto interés en que lo consigas. Eso sí, ni a cualquier precio ni comprando cualquier bote que contenga la leyenda ‘antiedad’, por mucho que te lo recomiende una celebrity.
Después de haber rastreado tarro a tarro un camino más largo que el del famoso Pulgarcito, las fórmulas que nos rejuvenecen han revelado todos sus activos antiedad por pura repetición entre fórmulas. Pero no es ácido hialurónico o retinol todo lo que reluce. El factor de protección solar es el primer activo antiedad porque bloquea el fotoenvejecimiento natural provocado por el sol.
Los dermatólogos pueden ofrecer distintas soluciones para un mismo problema, pero si en algo hay consenso es que proteger la piel del sol es el paso incuestionable para mantener la piel juvenil.
La radiación solar es uno de los elementos externos que más aceleran la decadencia cutánea (el tabaco es el siguiente), de modo que, te pongas lo que te pongas, remata la operación con una crema que contenga un filtro solar de amplio espectro con un grado alto de protección.
- Vitaminas C y E
Dos de los antioxidantes más poderosos que tenemos a nuestra disposición. Aplicados por vía tópica, combaten a capa y espada el daño de los radicales libres, agentes especializados en destrozar las fibras de colágeno y elastina con su consiguiente efecto sobre la firmeza y textura de la piel.
Además, la vitamina C trata las manchas e ilumina la piel de manera visible tras la primera aplicación. Ojo: elige una concentración superior al 8%, idealmente el 20%.
O vitamina B3. Inhibe la acción de la tirosinasa, que es la enzima necesaria para la síntesis de la melanina. En cristiano: evita la formación de manchas, algo que suele interesar mucho a partir de los 30-40 años.
- Hidroxiácidos
AHA no es un vocativo de sarcasmo impaciente (o de escepticisimo), sino las bonitas siglas de los Ácidos Alfa Hidroxiácidos, ácidos orgánicos solubles capaces de aflojar las uniones iónicas de las células muertas superficiales para que sean más fáciles de retirar. Tienen una acción exfoliante intensa, tanto que quizá te convengan más los beta hidroxiácidos como el ácido salicílico, si tu piel es ligeramente grasa, mixta o acnéica. Como con todo el secreto está en la dosis.
Un básico que ha logrado conquistar el corazón de las buenas gentes gracias a su versatilidad. El retinol vale ‘pa tó’: arrugas, manchas, cierre de poros despendolados, regeneración celular…
Se suele recomendar usarlo de noche, y aunque muchas formulaciones modernas permiten uso nocturno y alevoso, ser conservadora -en esto- o te hará ningún daño. Retinol de noche y a dormir, mi estrella.
Qué te vamos a contar que no sepas. Del nos encanta su capacidad de absorber ¡1000 veces! su peso en agua, lo que se traduce en un relleno inmediato de las arrugas, pero también estimula la producción de colágeno y la renovación celular. ¿Y en medicina estética? Exactamente igual, con diferencias sustanciales en función de si es reticulado (en cuyo caso se emplea para construir volúmenes faciales) o no (con lo que se ‘incrusta’ en la piel para hidratar en profundidad).