Leemos las etiquetas y no nos enteramos de nada. Por eso repasamos cuáles son los ingredientes del champú y para qué sirven.
¿Conoces los ingredientes del champú? ¿Y los del resto de la gama capilar? Porque todo el mundo (con pelo) usamos champú. Otros muchos, también acondicionador. Y mascarilla. Y, de ahí en adelante, el listado de productos puede ser largo: geles para definir los rizos, cremas de peinado, acondicionadores sin aclarado, espumas… En sus etiquetas incluyen muchos componentes, desconocidos para la mayoría. Hoy consultamos la nueva ‘Guía para identificar e interpretar los ingredientes de tu champú’ de Maison Karité para salir de dudas.
Ingredientes del champú: Los tensioactivos
Los tensioactivos son los agentes limpiadores de cualquier producto cosmético. Es decir, que los vas a encontrar como ingredientes del champú. Pero también de pastas de dientes, geles de baño o toallitas desmaquillantes.
“Los jabones y detergentes funcionan modificando la tensión superficial del agua para poder solubilizar en ella cosas que en un principio no serían solubles, explica la guía redactada por Carmen Muñoz, graduada en Biotecnología por la Universidad Autónoma de Barcelona y Haircare Project Manager de Maison Karité. Esta compañía española está especializada en productos de cosmética salvaje, ecológica y 100 % pura procedente de árboles salvajes africanos.
Los sulfatos. Son los tensioactivos más usados en productos tanto capilares como corporales. Eso se debe a que tienen gran capacidad detergente, buena formación de espuma y un precio reducido. Cuando en la etiqueta leas Sodium Coco Sulfate, Sodium Lauryl sulfate o Sodium Laureth Sulfate, sabrás que son sulfatos.
Uno de los sulfatos más utilizados es el Sodium Coco Sulfate. “Si se usa debidamente en la fórmula no tiene por qué causar irritaciones ni ser demasiado agresivo”, dice la guía de Maison Karité. Pero también advierte de que existen otros detergentes más suaves que pueden dar buenos resultados en champús de uso regular.
La experta advierte de que hay que tener cuidado con otros sulfatos. El Sodium Lauryl Sulfate es menos compatible con la piel y produce irritaciones. Y, como en ocasiones es demasiado agresivo, muchos fabricantes usan el Sodium Laureth Sulfate. Este es un producto de los que se llaman “etoxilado” que “tiene un impacto negativo en el medio ambiente y en la salud de las personas”.
La guía recomienda evitar tensioactivos como el Ammonium Lauryl Sulfate, Disodium Laureth Sulfosuccinate, Sodium Cocoyl Isethionate, Sodium Laureth Sulfate, Sodium Lauryl Sulfoacetate o Sodium Myreth Sulfate. Tampoco Sodium Lauroyl Methil, Isethionate o Sodium Lauryl Sulfate. En su lugar, apuesta por la utilización de glucósidos (Cocoglucósido, el Decylglucósido, el Laurylglucósido, la Betaína de coco o el Sodium Cocoyl Glutamato) o de plantas con saponinas, que son agentes limpiadores naturales (la Saponaria, arcillas o barros como el Shikakai o el Rhassoul). Eso sí, advierte de que estos tensoactivos vegetales y más suaves, no tienen la misma capacidad de formación de espuma que la de los champús tradicionales. Sin embargo, menos espuma no significa menos capacidad de limpieza.
Los acondicionadores
Los agentes acondicionadores alteran la estructura del cabello para mejorar su brillo, suavidad, resistencia y protección frente a factores externos. La guía advierte de que, si pretendemos usar un producto ecológico, hay que descartar los que lleven siliconas y polímeros acrílicos. Estos tienden a acumularse y provocan un aspecto sucio y estropeado del cabello. Además son difíciles de eliminar por la cosmética ecológica certificada, en comparación a cómo lo haría un champú de cosmética convencional más agresivo (con Sodium Lauryl Sulfate por ejemplo).
“Nuestra recomendación es escoger cosmética ecológica certificada puesto que nos ofrece la garantía de que no se incluyen petroquímicos, nanopartículas, organismos modificados genéticamente, experimentados en animales o agresivos con el medioambiente o las personas”, indica.
Los conservantes
Cualquier producto cosmético que contenga agua necesita llevar conservantes. Estos evitan que la fórmula se estropee o se contamine, y permiten que el producto dure más. Entre los más utilizados están los químicos sintéticos como los parabenes (en las etiquetas puedes leer Metilparaben, Etilparaben o cualquier cosa con el sufijo -paraben), liberadores de formaldehído (Formaldehido, DMDM hydantoin, Quaternium-15, Imidazolidinyl urea) y alcoholes y mezclas (Phenoxyetanol). También hay conservantes con químicos naturales como los aceites esenciales o los polialcoholes (glicerol, propilenglicol, caprililglicol).
“La capacidad conservante de los sistemas naturales siempre es en cierto modo menos efectiva que la de los sistemas químicos sintéticos y por lo tanto hay que ser más cuidadosos con el producto final y evitar al máximo exponerlo a posibles contaminaciones”, dice la guía. Esto no significa que los ecológicos sean menos seguros. La principal diferencia suele ser el tiempo de vida útil del producto, que caduca antes.
Otros ingredientes cosméticos
Los productos cosméticos pueden contener muchos otros ingredientes cuya función es conseguir unas características de textura y aspecto concretas, tales como diluyentes, emulsionantes que sirven para formar una mezcla homogénea y evitar la separación de las fases hidrosoluble y liposoluble (alcoholes cetílico y cetearílico, las ceras emulsionantes, la lecitina de soja, la lanolina, el gliceril oleato, el cetearyl olivate). También pueden llevar gelificantes y espesantes, que son los que dan textura a la emulsión (los más usados son polisacáridos como la goma xantana, goma guar, goma arábiga, la pectina, el agar agar, los alginatos), colorantes o aromas, bien sean procedentes de aceites esenciales o de perfumes sintéticos.