Las barbas nacidas a la sombra del coronavirus tienen estilo propio. Son barbas surgidas en la clandestinidad de nuestra casa por pereza, aburrimiento o por a ver cómo me queda.
Liberados (veámoslo así) de sus compromisos sociales, su esparcimiento natural y sus citas con fines amorosos, son muchos los hombres españoles que están cultivando alegremente una poblada barba.
Los nuevos barbudos que tenían controladas todas las técnicas del afeitado, ahora no saben muy bien cuales son las formas y estilos a cultivar. Tampoco conocen las pautas de higiene y mimo que tienen que prestar a su nueva barba.
La practicidad se impone en tiempos de crisis. Liberados (veámoslo así) de sus compromisos sociales, su esparcimiento natural y sus citas con fines amorosos, son muchos los hombres españoles que están cultivando alegremente una poblada barba, símbolo de virilidad y linaje vikingo. En plena pandemia, modesto símbolo de rebelión.
¿Estaban nuestros machos íberos hasta la breva de afeitarse? ¿Crecen las barbas con silenciosa satisfacción, encontrando entre las hebras de su frondosidad un discreto consuelo? ¿Volverán al look barbilampiño o estamos asistiendo a un nuevo amanecer de la barba?
Mientras vamos dirimiendo estos asuntos, veamos cómo cuidar estos nuevos seres vivos que se han confinado con nosotros.
Aceptamos vello facial abundante… pero controlemos un pelín la forma. No hace falta ponerse ‘artístico’ y dar forma a lo Eduardo Manostijeras, pero sí mantener algo acotados los límites, siquiera por marcar una diferencia entre el desaliñe puro y duro y una barba confinada que mira al futuro (desde el balcón) con gallardía.
Una vez definida la forma -en Belleza Pura hemos hablado de diseños fetén según la forma de la cara-, higiene y mimo, exactamente igual que con cualquier otro tejido corporal.
Hay champús específicos para la limpieza de cualquier tipo de barbas, como Barber Club, de L´Oréal Men Expert, que cuida la piel de la cara y además tiene un agradable (y masculino) olor a madera de cedro. La higiene siempre es lo primero, así se evitan enredos, picazón o caspa. ¡Sí, amigos! Dejarse la barba proporciona un descanso a la piel, pero tampoco es un camino de rosas.
Precio: a partir de 5 euros.
El aceite es la guinda para una barba como de prócer romano. Bastan dos o tres gotas para humectar toda la barba sin engrasarla, y es la mejor manera de perfumarla muy discretamente con un toque de aceite esencial.
Aceite para barba de Hey Joe Red Mandarin. Precio: 19,50 euros.