El secreto de la belleza no está en una crema, un tratamiento, un hábito saludable o la casuística de la juventud, sino en un logaritmo conocido desde la antigüedad. Toma nota medidas.

La belleza es una cuestión de proporciones. ¡Ojo! Los hábitos, la cosmética y demás utilería ayudan, y no poco, a sentirse y verse bien. Pero esa belleza ‘natural’, fresca, incuestionable e independiente de maquillaje y retoques que venimos admirando las buenas gentes responde a una constante de números que, sin duda, te sonará: 1, 61803… y una retahíla de decimales que, con todos los respetos, no vienen al caso.

Los cánones de belleza están relacionados con el número Phi, ladies and gentlemen. ¡Alabemos al número Phi! Nada que ver con 3,1416…

Este número, también conocido como sección áurea, número de oro, proporción divina y demás nomenclaturas que no dejan lugar a dudas sobre la posición que ocupa en el imaginario colectivo, está presente en multitud de formaciones y fenómenos de la naturaleza. Un valor descubierto por los griegos que siempre se ha asociado a la armonía y la perfección, y que artistas de todas las épocas y culturas han aplicado a sus obras con objeto de generar una sensación de belleza inmediata.

Así, al igual que Da Vinci usó el número Phi para su estudio del Hombre de Vitruvio (uno de los ejemplos más populares de la Historia del Arte), si midiéramos los rostros que hoy consideramos agradables de ver, encontraríamos que esconden diversas secciones áureas entre sus ojos, desde la nariz a la boca, de la cuenca del ojo al pómulo, etc. El cuerpo también se atiene a estas medidas que forman parte consustancial de la naturaleza y que estamos diseñados para apreciar como algo estético.

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Otro de los parámetros que forman parte de la belleza (y del número Phi) es la simetría, un rasgo que, según la ciencia, nuestro cerebro interpreta íntimamente como signo de fertilidad -que es finalmente en lo que desemboca toda esta loca carrera beauty-.

Hace unos años, el Centro Médico de la Universidad de Nebraska realizó un estudio de Bioestadística que consistió en medir los rostros de varios humanos considerados bellos por unanimidad. Para ello, se usó la famosa máscara del cirujano maxilofacial Stephen Marquardt. Brad Pitt resultó muy próximo a la ‘perfección’, seguido de cerca por su ex mujer Angelina Jolie o Halle Berry

Toda una lotería genética con un número ganador que las mejores clínicas de medicina estética están aplicando en sus tratamientos con objeto de sacar a la luz la armonía de cada rostro. ¿Y a ti, te ha tocado ‘el gordo’?