El 95% de los españoles no toma 5 piezas de verduras y frutas al día.
Esta cifra tan alarmante con unas cantidades tan bajas de verduras y frutas nos indica que poco a poco los españoles estamos abandonando la dieta mediterránea que tan buenos resultados da.
Y de esta manera, este cambio de hábitos alimenticios puede derivar en una inflamación celular, una inflamación silenciosa que está en el origen de muchas enfermedades crónicas porque altera los mecanismos hormonales del organismo, como bien dijo en una entrevista para Belleza Pura el doctor Barry Sears.
La cosa no es para tomársela a broma. Una correcta alimentación es la base de una buena salud. Según un informe de Synlab, grupo de servicios de diagnóstico médico en Europa, con presencia en más de 40 países en nuestro continente, en los hogares españoles poco a poco se ha ido abandonando la dieta mediterránea y estamos comiendo peor y, a menudo, adoptamos dietas que pueden comprometer nuestra salud.
¿Qué estamos haciendo mal?
El consumo excesivo de determinadas grasas saturadas y trans, el desequilibrio entre la ingesta de ácidos grasos Omega 6 y Omega 3, el elevado consumo de carbohidratos refinados, el bajo consumo de polifenoles antiinflamatorios y el desequilibro de la microbiota intestinal pueden desencadenar una respuesta inflamatoria, que es silenciosa porque es continua y no produce dolor.
En 2004, la revista Time dedicó una portada a la inflamación crónica celular y la llamó The Secret Killer (el asesino silencioso) porque no da la cara, se esconde, pero la inflamación celular está detrás de enfermedades como la obesidad, la diabetes Tipo 2, problemas vasculares, determinados tipos de cáncer, el síndrome metabólico, alergias, depresión y ansiedad, de algunas enfermedades neurológicas y de todos los procesos acabados en “it”.
Por otro lado, la ingesta de grasas siempre se ha relacionado con el sobrepeso aunque, en realidad, su consumo es esencial para la salud. Sin embargo, las grasas son una fuente de energía y tienen un papel fundamental en la composición y funcionalidad de las membranas celulares, participan en la formación de hormonas y otros componentes esenciales de nuestro organismo y desempeñan un papel fundamental en la regulación de las concentraciones de los lípidos sanguíneos y de sus moléculas de transporte, las lipoproteínas.
¿Qué tenemos que comer?
Según la doctora en Farmacia Irene Santacruz, dietista y nutricionista de Synlab, “una correcta nutrición antiinflamatoria ayuda a prevenir enfermedades, favorece la claridad mental y el rendimiento, mejora el aspecto físico, activa el metabolismo -menos peso, sensación de saciedad y más energía- y tiene un efecto antienvejecimiento”.
La nutrición antiinflamatoria se basa en controlar los hidratos de carbono y el tipo de grasa que comemos, moderando el consumo de grasas saludables y evitando las trans, y en conseguir un equilibrio entre los ácidos grasos Omega 3 y Omega 6.
Por otro lado, no debemos olvidarnos de comer verduras, hortalizas y frutas de muchos colores (polifenoles), consumiendo entre 8 y 10 raciones de 100 gramos al día. Está equivocada la idea de que hay que comer cada día 5 piezas de fruta: lo que hay que comer es 5 o más raciones de frutas, verduras y ensaladas. Y complementando con mucha fibra prebiótica dietética, legumbres y frutos secos.
Controla tu grasa abdominal
El perímetro de la cintura es un buen indicador de salud. Diversos estudios han demostrado que el exceso de grasa abdominal puede multiplicar por dos el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece el valor máximo saludable del perímetro abdominal en 88 centímetros en la mujer, mientras que en el hombre el valor es de 102 centímetros.
¿Qué debemos eliminar de nuestra dieta?
La doctora Irene Santacruz explica que “hay que eliminar las grasas trans de la dieta y controlar el consumo de carne, y evitar aquellos pescados que ofrecen mayor presencia de contaminantes como pez espada, tiburón, atún rojo y el lucio”.
Las grasas trans los encontramos sobre todo en alimentos procesados y horneados, como galletas, bollería industrial, snacks, alimentos precocinados, productos fritos (patatas fritas y otros aperitivos) helados, cremas y batidos.
Volvamos a la dieta mediterránea
La dieta mediterránea nos da muchas más alegría. “Es una valiosa herencia cultural que representa mucho más que una simple pauta nutricional, rica y saludable. Es un estilo de vida equilibrado que recoge recetas, formas de cocinar, celebraciones, costumbres, productos típicos y actividades humanas diversas”, se afirma en la página web de la Dieta Mediterránea.
Aquí podrás encontrar toda la información, recetas e ideas que quieras.
Además, desde 2010 nuestra Dieta Mediterránea fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.