Frente a la tiranía del fast fashion, la moda vintage se hace fuerte. La ropa antigua y de segunda mano se cuela (por fin) en nuestros armarios.
Vestirse con un abrigo que hace años llevó un desconocido. Eso era algo bastante impensable para el español medio hace bien poco. Hoy las cosas han cambiado. La moda vintage se está convirtiendo en una alternativa real. Hasta el punto de que algunos expertos ya lo han advertido: de aquí a tres años, el sector de segunda mano superará al mercado del lujo. Tiembla Prada.
Moda vintage: competencia del low cost
Las mismas tiendas, con la misma ropa. En buena parte del mundo. Diferentes personas con el mismo vestido o pantalones idénticas en Sidney o en Oporto. En A Coruña o en Cádiz. Es el escenario del fast fashion. La moda, un arte que nos permite expresarnos, ha traicionado a su propia esencia. Lejos de personalizarnos, nos uniformiza. Y en este escenario, la moda vintage pide paso.
“Mis clientas creen que el fast fashion ha saturado el mercado con una aburrida uniformidad y una muy baja calidad. El vintage es una competencia directa en cuanto a precio a este producto low cost, pero además les aporta originalidad, calidad y exclusividad”, advierte Alicia Borges, propietaria de la tienda Emmanuelle Vintage. Pequeña y coqueta, esconde verdaderos tesoros y mucha rotación de producto. Un escaparate en constante cambio y piezas cuidadosamente seleccionadas, una a una, por Borges. Desde un caftán de Alaïa a una chaqueta en seda salvaje de Thierry Mugler, o una pared dedicada por completo a los accesorios, donde igual te enamoras de unos maxi pendientes de pasta de los 60 como de unas gafas de sol XXL de los 70.
En Londres, Berlín, París y especialmente Nueva York, hay una larga trayectoria en moda vintage. Y verdaderos templos para los amantes de este tipo de ropa. En España, hasta hace bien poco, éramos muy reticentes (“¿cómo me voy a poner algo que ha llevado otra persona, vete a saber quién?”). Pero hoy, y cada vez a más velocidad, hay quien considera que el paso del tiempo puede ser un valor añadido a una prenda. “La cultura occidental nos vende una imagen ilusoria y falsa para que sigamos consumiendo y acumulando objetos. En definitiva, para que sigamos persiguiendo saciar un deseo que nunca se llega a satisfacer”, lamenta Alicia Borges.
La segunda mano es sostenible
Pero al cliente de moda vintage no le mueve únicamente la intención de ser original en su look. Cada vez hay más conciencia de que, al reutilizar ropa, se hace un consumo responsable. Y se combate la superproducción y explotación habitual en el fast fashion.
Ese alejamiento del hiperconsumo textil fue el motivo que llevó a la fundación de Vintalogy hace menos de dos años. Detrás de esta súper tienda de 800 metros cuadrados (la más grande moda retro que hay en Europa) están los creadores de Mercado de Motores. Y su visión de futuro en torno a la ropa vintage.
“Veíamos que dentro del nuevo entorno económico hay nuevos modelos de consumo que se están implantando en la sociedad, reutilizar la ropa estaba entrando con mucha fuerza”, explica Teresa Castanedo, co-fundadora junto a Juan Fraile.
Ahora acaban de abrir su quinta tienda (todas en el centro de Madrid) y han hecho el primer desfile de moda vintage de España, con afán de repetirlo dos veces al año, junto a otras pequeñas presentaciones puntuales. Su visión era acertada.
“La gente comprende que comprar ropa de segunda mano es un factor que contribuye a la sostenibilidad y a la no generación de residuos. Porque una de las industrias más contaminantes del planeta es la textil”, agrega Castanedo.
En España.
Pese a que en España “somos cada vez más libres vistiendo”, sostiene Castanedo (y específicamente en Madrid y Barcelona, añadimos), aún nos queda camino hasta ponernos a la altura, por ejemplo, de los neoyorquinos.
“Aunque dentro de poco no tendremos nada que envidiarles, de ellos me gusta que desdramatizan el lujo. Pese a que allí son aún más caros, los Chanel, los Gucci y los Vuitton de segunda mano son algo más cotidiano para la gente. Aquí aún se ven como objetos de una galería de arte”, dice la fundadora de Vintalogy.
Si les visitas, no dejes de ver Terapia Vintage, su división de ropa de lujo donde puedes encontrar un bolso de Dior retro por 600 euros o uno de Loewe por 125.
¿Te apuntas a lo retro?