De febrero a junio, de cabello con mechas a cabello blanco: así he pasado estos meses.
Ya está hecho. Ya no hay transición que valga. En cuatro meses, he pasado de llevar pelo largo con balayage (precioso, eso sí) a tener mi cabello de verdad, el que se escondía tras tantos y tantos tintes, un cabello totalmente blanco.
La percepción de una mujer con canas está cambiando (menos mal) y ya no se nos tacha de descuidadas mientras de los hombres se dice que las canas les hacen atractivos. ¿Y eso de dónde ha salido? ¿Por qué tenemos que ocultar el paso del tiempo? Me he plantado y he dicho ¡viva la cana!
Y mientras yo me dejo las canas, el mundo sigue girando (faltaría más) y los científicos, mesándose los cabellos pensando por qué demonios los melanocitos, responsables de dar color al pelo, dejan de funcionar. Se sabe que es un proceso asociado al envejecimiento, pero no se conoce cómo frenar el proceso o incluso revertirlo ni por qué a unos nos salen antes las canas que a otros.
Como me parece que esto de revertir el proceso de los melanocitos va para largo, decidí hace unos meses olvidarme de tintes y buscar a la mujer que había tras tanto colorín. Como os conté, asesorada por el estilista Isaac Salido, empecé con el proceso que os he ido contando puntualmente para que no creáis que es una transición horrible, que vais a estar fatal y que el pelo blanco os va a hacer mayores; al contrario, os da personalidad, alegría en el rostro y seguridad.
Lo peor y lo reconozco fue el primer mes, cuando la raíz blanca comienza a aparecer y tienes la sensación de que todo el mundo te mira pensando: ¡anda, que cómo va esa! Una vez superado ese mes y con el pelo cortado (muy importante cortar el pelo; ir dejando que la melena siga su curso a trozos no es aconsejable), el proceso es más fácil.
Isaac Salido cortó por lo sano y me dejó una cabeza preciosa, pelo corto, estiloso y fácil de mantener: lavado de cabello a diario, secador y ya está. En 5 minutos, lista.
Al mes y medio, arreglo de flequillo. Mi cabeza iba a dos colores: el teñido, al que Isaac Salido llama “color mueble castellano” y que define perfectamente el tono que llevamos tras mil y un teñido. “No existe el color natural perfecto”, afirma el peluquero.
Mes y medio después, ayer como quien dice, tocaba ir de nuevo a la peluquería. Pensaba yo que iba a retocarme y que seguiría a dos colores.
Nada más lejos de la realidad. En cuanto entré por la puerta ya los peluqueros empezaron a decirme: “hoy ya te corta Isaac todo y te llevas el cabello blanco”. Efectivamente, en cuanto Isaac me vio me confirmó lo que me dijeron: “hoy te vas a casa con tu pelo natural”.
Y le dio a la tijera. ¡Con qué facilidad corta con lo difícil que parece! En media hora, lista. Ya está: con tres cortes de pelo y cuatro meses de espera he llegado al objetivo y mi cabello es blanco; no es que tenga unas pocas canas, no, tengo el cabello blanco, plateado, corto y me gusta.