Las ondas de choque aportan a la piel la energía perdida, rejuvenenciendo las células.
Si habéis oído hablar de las ondas de choque seguramente ha sido en tratamiento médicos porque este ha sido el primer uso de esta tecnología. Ahora, la estética y la dermatología también han puesto sus ojos en estas ondas que son la bomba, y ya se utilizan sus efectos para solucionar algunos problemas estéticos, tanto en el rostro como en el cuerpo. Sondas que se generan fuera del cuerpo y que se introducen dentro del organismo de una manera precisamente y localizada.
En medicina se utilizan las ondas de choque para tratar músculos, cálculos de riñón, disfunciones sexuales, regeneración de tejidos, fisuras y algunas fracturas óseas y en algunas patologías dolorosas. En el campo de la medicina estética se usa para dar a las células la energía perdida para que de nuevo activen todas sus funciones vitales de regeneración.
Lo curioso de las ondas de choque es cómo se conocieron sus efectos, y fue nada más y nada menos que durante la II Guerra Mundial. Llamaba la atención de las enfermeras durante la contienda que muchos soldados llegaban con importantes daños internos tras el estallido de una bomba cuando no les había rozado ni una brizna de metralla. No había signos de violencia pero las ondas lanzadas durante la explosión podían provocar daños irreparables en los tejidos. Ahí surgió la investigación. En 1951 se comenzaron los estudios que se paralizaron porque no llegaban a ninguna parte hasta que en los años 70 del siglo pasado se inició un camino con esta terapia para desintegrar los cálculos renales sin cirugía. Ahí ya comienza la vida de las ondas de choque hasta que esta terapia se ha convertido en un tratamiento serio, seguro y no invasivo que yo he utilizado para tratar, con éxito, una fascitis plantar muy pesada y dolorosa.
Storz Medical ha creado un equipo con transmisores específicos para tratar el rostro con ondas de choque. Esta nueva terapia actúa como despertador celular y consigue reactivar el metabolismo de las células, estimular el fibroblasto que sintetiza nuevo colágeno y elastina hasta lograr una regeneración completa. Las ondas de choque radiales penetran hasta 2 cm de profundidad en la piel, el sistema circulatorio, el tejido conectivo, las células adiposas y los músculos, de manera que se convierten en la terapia de última generación tecnológica más avanzada para la remodelación del cuerpo, combatir la flacidez, retención de líquidos, hinchazón, celulitis en cualquiera de sus fases y regenerar los tejidos tanto corporales como faciales.
Por otro lado, las ondas de choque tienen un efecto lifting que reposiciona los tejidos cutáneos faciales, recolocándolos en la musculatura, recupendando la definición del óvalo facial y de todo el contorno. Actuán también drenando la retención de líquidos desinflamando los tejidos, suavizando el aspecto cansado de la mirada, párpados y bolsas.
Ya son muchos los centros que aplican ondas de choque en el rostro y también en el cuerpo. Uno de ellos, en Barcelona, es el de María Padilla, que cuenta con 6 centros en la Ciudad Condal. Lo primero que se hace es un diagnóstico para luego realizar el tratamiento que comienza con un peeling, continúa con las ondas de choque y finaliza con un velo de colágeno y elastina, que deja la piel recargada y con efecto lifting.
Precio del tratamiento: 175 euros