Luis Uribetxebarria culmina su trayectoria como orfebre de la naturaleza en una exposición en la Galería de Joyas del Hotel Ritz de París que se prolongará hasta agosto 2019.
Joyas y joyería de autor para este joyero bilbaíno con una trayectoria llena de alma y buen gusto, que ha conseguido colarse en la ilustre Galería de Joyas del Hotel Ritz de París, con sus pequeñas obras de arte listas para llevar sobre las orejas, el cuello, los dedos… Siempre piezas únicas para personas o personajes muy exclusivos, entre sus distinguidos clientes destaca la Casa Real y la jet de la costa vasca.
Su garaje – taller está anclado en Getxo desde hace 20 años, siempre con lista de espera y creando bajo pedido para la alta sociedad vasca con piezas originales y llenas de exclusividad. El artista y artesano de las joyas suele trabajar con materiales únicos de la naturaleza. “Cuando la naturaleza es tu inspiración, no hay límites para la belleza” explica.
Luis Uribetxebarria diseña de forma artesanas joyas fuera de lo común con materias nobles, metales, semillas o maderas de sabores exóticos talladas a mano, o no, según le inspiren las caprichosas formas de la naturaleza. “Hay veces que la madera toma una forma que es casi una escultura, entonces prefiero modificarla lo menos posible. Cada creación es un viaje diferente en el que la persona a la que está destinada también influye en la obra”.
Empezó a trabajar en el prestigioso taller Rotaetxe Viziola, muy joven a la vez que se formaba en la Escuela de Artes y Oficios de la capital. Pero sus inquietudes y sensibilidad se orientaban a la creación, más allá de la joyería tradicional, por lo que con apenas 20 años abrió sus propio estudio-taller de orfebrería. Su mercado se centró en diseñar piezas para la exigente burguesía local, industrial y financiera. Su espíritu creativo y su afán aventurero le han llevado de viaje por todo el mundo, rescatando materiales innovadores como cuerno de búfalo, crin de caballo de Mongolia, mamut y colmillo de tiburón, elementos que fusiona con el oro, perlas y gemas preciosas.
Hoy sus creaciones de colección o por encargo, están en Nueva York, Hong Kong, Mónaco y ahora también en París. Si quieres saber más de este orfebre, escultor y casi ebanista mira cómo piensa y quiénes son sus clientes más VIP.
– BP: Como proveedor de la Familia Real Española, de los reyes Juan Carlos y Sofía, qué piezas ha realizado para sus majestades.
– LU: El Rey tiene unos gemelos de oro de mi creación, que aluden al casco del barco en el que navegó cuando era joven, mientras que la Reina nos encargó un broche, llamado Mitéra, inspirada en la época en que la que trabajó como enfermera cuidando niños en aquella ciudad griega.Las joyas que hago tienen siempre un sentido emocional profundo, porque son piezas exclusivas para personas con una historia única.
– BP: ¿Cuál es su fuente de inspiración, de dónde extrae sus ideas?
–La naturaleza. Es ilimitada. Y no sólo nos ofrece sus paisajes, sus colores infinitos y su vitalidad y energía. También nos regala materiales maravillosos con los que construir y recrear nuestras joyas. En la naturaleza está toda la belleza. Y también en las emociones humanas. Uniendo una cosa y la otra, no puede haber límites a la hora de esculpir la belleza.
– BP: Quizás por eso le llaman “el escultor de la naturaleza”…
–Soy de un país de montaña, mar, acantilados, bosques y misterios. Mi vida está ahí. Todo se encuentra a la vista de los ojos y el espíritu. Tenemos nuestros mitos, como el monte mítico Gorbea al que de niño me llevaba mi abuelo, un lugar en tiempos lejanos habitado por brujas. Solo tengo que observar y tomar lo que me inspira para luego proyectarlo sobre la personalidad de quien me pide los diseños. Tengo piezas que dan nombre a muchas realidades de la naturaleza. Entiendo que la naturaleza es belleza y emoción, y son inseparables.
– BP: Dicen de usted que es un alquimista y que mantiene técnicas de las antiguas culturas orfebres
–Soy un alquimista integrador. No se trata de mantener viejos métodos, sino de sumar innovación a lo clásico. Integro formas, texturas y colores que responden a la demanda de belleza del siglo XXI. Los cánones de belleza han evolucionado, También yo he evolucionado desde el minimalismo a diseños rupturistas. Ese es el camino del arte, nuevos cánones que se funden con las culturas milenarias.
– BP: Y sin embargo, es usted un innovador, precisamente de una ciudad como Bilbao que ha deslumbrado al mundo con el Museo Guggenheim.
–Tan innovador como el espíritu de las personas que aman la belleza y, a la vez, viven su tiempo. Es lo clásico y lo contemporáneo, todo en uno. Hago piezas únicas para personas únicas, con su historia personal. Para eso, tengo que contar con la gama de materiales que me permitan alcanzar el grado de exclusividad que merecen quienes confían en mí. El mundo está lleno de grandesmaravillas para aplicaciones concretas. De Mongolia, un país deslumbrante y dramático, he tomado crin de caballo Przewalski o el oro intenso que allí se usa en madera y textil.
– BP: ¿Cuáles son sus técnicas de diseño y trabajo?
–Todo, de principio a fin, está hecho a mano. Soy orfebre. Tengo mis propias herramientas y descarto cualquier tecnología, no es para este arte. El principio es la inspiración, un proceso lento de síntesis, y escucho la historia de quien me pide una obra original. Tras los bocetos, llega la selección de materiales, la definición de los colores,el tallado, las formas simples y complejas, cuyo resultado final tiene que ser preciso, único, brillante.
– BP: ¿Qué características tienen sus colecciones?
–Son diversas, con el espíritu común del amor a la naturaleza. Soy un orfebre vasco en el mundo. Soy heredero del arte de mi país, de culturas clásicas, de Europa a Oriente, y del mundo actual. Me centro en la talla, uso ébano, brillantes y perlas. A veces, las creaciones han de ser austeras, otras barrocas. Los colores determinan otras colecciones. Y las inspiradas en Mongolia, tan rico en belleza y cultura. En esencia, piezas que sintetizan naturaleza y emociones desde la técnica de una visión universal del espíritu humano.