Corte y color para un cambio de look antes del verano en Espacio Isaac Salido.
Muy necesitada de un ‘antes’ y ‘después’ con estilo llego a este lugar que no se parece a nada de lo que hasta ahora he visto. Y aterrizo con tremendas canas, un rubio verdoso del que culpo al agua de la piscina y una masa de pelo sin corte definido.
Y la verdad es que me voy muy rejuvenecida con un corte a lo francesita que veranea en la Provenza, Saint Remy, aunque menos guapa que Carolina de Mónaco.
No hay prisas, ruido ni tensión alguna en el salón; da gusto el pulcro corte de los empleados. Muchos fados, Concha Piquer o el impagable Mancini de La pantera rosa. Le pido a Nano que me haga la foto del antes con el pelo estropajo y, como soy pésima para los colores, eligen por mí un castaño con reflejo rojizo que me quita el look “vuelvo de Benidorm”.
Conozco a Isaac, un señor tímido que te ofrece opciones, te observa y calcula, se concentra tanto en el corte que no te deja que cruces las piernas porque si lo haces, ‘la cabeza y el hombro ya no están alineados”. Precisión de bisturí.
Le pregunto por su formación y enseguida me nombra al que verdaderamente revolucionó el corte y el peinado de una generación que a nuestros hijos jovenes ni les suena: Vidal Sassoon, el maestro que, no sé por qué, relaciono con Mary Quant, la mini y las pestañas postizas.
Se dejó influir por él en sus años en Londres, ciudad donde creo que encontró la libertad y se enamoró de la arquitectura como el modista francés y arquitecto Gianfranco Ferré, que en paz descanse. Por eso casi todos sus cortes son geométricos, arquitectónicos. Orbyt hace referencia a la Bauhaus; One lenght al ‘menos es más’ de Van der Rohe… Y luego pienso que le encantan los rizos, peinados para teatro y algunos cortes de los años 30 y 40, pero no estáticos sino liberados de lacas y gominas.
Su salón es muy barroco y diferente. Desde las flores, hasta el suelo, los materiales o el pequeño bar que por la noche creo que se convierte en restaurante de sushi. Curiosamente, su leit-motiv no es lo que me esperaba al ver un espacio tan ecléctico. A Isaac no le gusta lo del ‘peinado’ de autor o del creador, ni en empeñarse en ser diferente. En lo que cree es -y yo lo suscribo absolutamente- en el buen corte que perdura, que uno puede peinarse en casa, que funciona sin que tengas que ir a la pelu.
“Ya sabes, Eva, aquí no tienes que volver hasta octubre”. Desde que entras por la puerta te das cuenta de que el estilo y un código personal prima sobre el negocio. Sólo utiliza productos naturales, puedes tomar un aperitivo vegano y piensa, como yo, que hay un exceso de oferta en productos para el cabello; uno se pierde ante semejante variedad: pelo estresado, aburrido, cansado, desnutrido, encrespado…puff
Y me voy con la sensación de haber pasado un rato muy agradable con amiguetes que están pendientes de ti sin agobiarte y a media luz. De haber estado en un espacio de ‘descompresión’ mental.
Isaac Salido. C / Villalar, 11. Madrid. www.isaacsalido.es