El agua es un elemento esencial para encontrarnos bien.
Beber agua, hidratarse bien, es uno de los pilares de la buena salud y no siempre bebemos tanta agua como deberíamos. Los hombres beben aproximadamente 1,7 litros de agua al día y las mujeres, 1,6 litros. Ambas cifras están por debajo de lo que según Autoridad Española de Seguridad Alimentaria propone: 2,5 litros para los hombres y 2 para la mujeres. ¿Es esto cierto?
¿Bebéis 8 vasos de agua al día? Yo creo que no, aunque muchas organizaciones dedicadas a la salud así lo aconsejen. Otros, por el contrario, indican que hay que beber cuando se tenga sed y no estar pendientes de los vasos de agua que llevamos y hacer palitos en una pizarra que tengamos en la cocina.
Lo que de verdad importa es que para alcanzar un estilo de vida saludable hay que mantener una correcta hidratación.
Un ser humano aguanta sin comer unos dos meses pero sin beber no aguanta más de 5 días. “Para cualquier persona sana, la sed es una guía adecuada para tomar agua”, indica el informe Importancia del agua en la hidratación de la población española, en donde también se afirma que en los bebés, los deportistas, las personas ancianas o enfermas, la ingesta de agua debe ser mayor.
La Guía de Hidratación del Instituto de Investigación Agua y Salud, recientemente presentada incide en que “el agua debe formar parte de la base fundamental de las recomendaciones nutricionales, ya que se trata de un elemento esencial para mantenernos correctamente hidratados y evitar los efectos negativos que la deshidratación puede llegar a provocar en nuestro organismo”.
También nos advierte de que el cuerpo humano no tiene capacidad para almacenar agua y que cada día se pierde una buena cantidad por la respiración, el sudor, la orina y las heces y ese agua hay que reponerla bebiendo agua.
¿Sólo agua? También contienen agua las infusiones, las frutas, las verduras, los refrescos. Sin embargo, los refrescos no son aconsejables por las cantidades de azúcar que contienen.
Es, pues, vital asegurar el aporte de agua, especialmente cuando conocemos la influencia que el grado de hidratación puede tener sobre la salud y el bienestar de las personas, tanto en lo que se refiere a los aspectos cognitivos, el rendimiento físico y la termorregulación. “Pero no olvidemos que las necesidades hídricas pueden variar las necesidades en cada individuo, de acuerdo con diversos factores, como: la edad, el sexo, la intensidad y duración de las posibles actividades físicas que podamos realizar, las altas temperaturas y humedad ambiental, el tipo de ropa y la tasa de sudor individual de cada persona”, insiste La Guía de Hidratación.
¿Qué sucede si no bebemos lo suficiente? Se puede ver afectado nuestro rendimiento físico y cognitivo y, a medida que aumenta la deshidratación, los síntomas y efectos se van agravando, pudiendo llegar, en los casos más severos, a delirios y alucinaciones.
Si pasamos mucho tiempo sin beber agua, nuestro cuerpo puede llegar a perder hasta el 10% de su peso en forma de agua. Con una deshidratación superior a este porcentaje ya se requerirá asistencia médica para poder recuperarse.
Si el organismo se enfrenta a un déficit de agua crónico, estaremos causando ciertos desajustes en nuestro cuerpo que pueden ocasionar daños severos a órganos como los riñones, el cerebro, los pulmones, el hígado, etc.
Sin embargo, los beneficios del agua en el organismo son vitales:
- Juega un papel importante en la digestión de los alimentos y en la absorción de los nutrientes en el sistema gastrointestinal.
- Es esencial para el buen funcionamiento de los riñones y favorece la eliminación de toxinas y otros desechos del organismo.
- Contribuye a mantener las funciones físicas y cognitivas normales.
- Ayuda a proteger las articulaciones y contribuye al buen funcionamiento de los músculos.
- El agua es necesaria para el correcto funcionamiento del corazón, ayuda a regular la presión arterial y la circulación sanguínea.
- Es imprescindible, como constituyente esencial de la sangre, para transportar hidratos de
carbono, proteínas, vitaminas, minerales y otros nutrientes, así como oxígeno a las células. De esta forma, las células son capaces de producir la energía necesaria para un buen funcionamiento del organismo. - Ayuda a regular la temperatura del organismo, especialmente durante la práctica de ejercicio físico y ante situaciones de calor intenso, ya que facilita la redistribución del calor desde los tejidos hasta la piel mediante el enfriamiento del cuerpo a través del sudor.
- El agua ayuda a la hidratación y elasticidad de la piel, pues actúa como desintoxicante y purificador de la sangre.
- Ingerir agua suficiente hidrata las mucosas, garganta, bronquios y pulmones disminuyendo la probabilidad de infecciones virales.
- El cerebro depende en gran medida del agua para trabajar de forma más eficaz. Una
adecuada hidratación aumenta la capacidad de concentración y de memoria.
Es muy importante que bebamos aunque no tengamos sed, porque ésta es el piloto que indica que debemos beber inmediatamente, pero bebamos despacio y a pequeños sorbos para favorecer la absorción.
Y ahora el gran dilema:¿embotellada o del grifo? Esta pregunta da no sólo para un post sino para ¡una enciclopedia!
Algunos apuestan por el agua mineral, porque es un agua muy natural, tal y como se encuentran en la naturaleza, con todos sus minerales, propiedades y ausencia de tratamientos químicos y otros abogan por el agua del grifo que pasa por unos controles exhaustivos que garantizan su calidad. La legislación española es muy estricta y está basada en las directrices de la Unión Europea y en cada localidad el agua pasa controles diarios que garantizan su salubridad.
Otra cosa es que guste o no su sabor y ante eso, cada uno es muy libre de beber agua del grifo o agua embotellada.
Desde Belleza Pura, lanzamos sólo un consejo: ¡Bebed agua! Y más ahora en verano.