Paradores de Turismo cumple 90 años y lo celebra con una exposición en Madrid.
Paradores cumple 90 años con muy buena salud, tanta que desde que se inauguró el primero, en 1928 en Sierra de Gredos, se han subido al carro otros 94. Ahora hay ya Paradores en todas las comunidades, excepto en Baleares (que está a la espera) y en nueve ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad. Alojarse en un Parador de Turismo es siempre una buena elección y, aunque han pasado por algunos altibajos y algunas dificultades económicas, parece que ahora gozan de buena salud.
Así era el Parador de Gredos cuando Su Majestad el rey don Alfonso XIII y 50 invitados asistieron a su inauguración el 9 de octubre de 1928. Habían pasado 18 años desde que el gobierno de España, presidido por José Canalejas decidiera encargar al marqués de la Vega Inclán, impulsor del desarrollo turístico español, un proyecto para crear una estructura de hoteles, inexistente hasta entonces en España, para dar acomodo a los excursionistas y viajeros y, a la vez, mejorar la imagen internacional del país.
Una vez inaugurado este primero, se creó la Junta de Paradores y Hosterías del Reino y fijaron sus miradas en los edificios singulares con larga historia y patrimonio cultural y los ubicados en parajes geográficos de gran interés natural.
Con el paso del tiempo, los paradores comenzaron a extenderse por todo el territorio aunque la Guerra Civil supuso un parón en su avance. Su mayor expansión se produjo en los años 60 del siglo pasado coincidiendo con el desarrollo turístico del país. Por esos años, la red de Paradores pasó de 40 a 83. Llegan los años 80 y algunos de los hoteles de la Empresa Nacional de Turismo –como el Hostal de los Reyes Católicos, en Santiago de Compostela; el Hostal de San Marcos, en León y el Hotel La Muralla, en Ceuta– pasan a engrosar la lista de Paradores.
Con la llegada del nuevo siglo, algunos edificios históricos se transforman en paradores, como el de Santo Estevo, en Orense; el de Alcalá de Henares, en Madrid, o el de La Granja, en Segovia, un enorme edificio, de cuatro plantas y unos doscientos metros de largo, que fue la antigua Casa de Infantes, construida en 1770 para alojar a la servidumbre de dos de los hijos de Carlos III, en pleno Parque Nacional de Guadarrama.
Y aún quedan Paradores por inaugurarse: el de Veruela, en Zaragoza, que según el Gobierno está a punto de hacerlo (pero no sé a qué esperan; parece que falta una escalera de evacuación de incendios), el de Ibiza (tendrá que esperar un par de años más); el de Muxia, en La Coruña (puede que esté en la recta final tras 15 años desde la promesa de su construcción); el de Molina de Aragón, Guadalajara (un parador rodeado de polémica y que puede que se termine el año que viene) y el de Morella, en Castellón, que convertirá el antiguo Convento de Sant Francesc en un referente del turismo de interior de la Comunidad Valenciana.
Además de visitar los enclaves donde se ubican todos estos paradores, el visitante puede comer de maravilla los platos de la zona o relajarse con sus paisajes o en sus spas.
Para celebrar estos 90 años de Paradores se ha inaugurado hace unos días esta exposición bajo el título “Paradores, 90 años muy singulares” que ofrece un recorrido a través de las nueve décadas de la vida de esta cadena pública mediante fotografías, vídeos, documentos originales, objetos singulares, obras de arte, uniformes, etc., que vista en conjunto muestra la transformación de la sociedad española y de nuestro turismo.
La exposición puede visitarse en la Sala Azca Mapfre (Avenida General Perón, 40) hasta finales de junio y en horarios de martes a sábado de 12 de la mañana a 8 de la tarde y los domingos, de 11 de la mañana a 3 de la tarde.
Entre los visitantes se sortearán estancias en Paradores.