Cuidar la zona íntima es de las cosas agradables de la vida.
¿Alguna vez has cogido un espejo para ‘encontrarte’ con tu vagina, como en una clase sobre sexualidad para mujeres liberadas de peli de los 80? Nuestra zona más íntima, eufemismo mojigato donde los haya, es la gran desconocida. Sin embargo, mimarla y protegerla a diario redunda en la salud física y psíquica y, lo que viene a ser lo mismo para algunas personas, en la calidad de nuestras relaciones sexuales.
La cosmética específica como la de Lacaresse es una buena aliada para mantener a raya la hidratación y la higiene de la zona, ¡pero no te olvides de entrenar tus músculos! Un suelo pélvico fuerte te ayudará a sujetar los órganos pélvicos -vejiga, útero e intestinos-, prevenir la incontinencia urinaria -que afecta a 1 mujer de cada 4 a partir de los 35 años, y más si practica deportes de impacto o ha tenido hijos-, y mejorar la función sexual y reproductiva. Así que ya sabes, a entrenar se ha dicho. Lo ventajoso del asunto es que puedes hacerlo en cualquier sitio y sin despeinarte. Te contamos cómo.
Es probable que hayas oído hablar de los ejercicios de Kegel. Consisten en contraer el músculo pubocoxígeo y se recomiendan efusivamente tras un parto para fortalecer el suelo pélvico. Son efectivos siempre que seas constante pero no sé qué tienen que suelen caer en el olvido y además resultan un poco incómodos. Quizá a la ilustre lectora no le pase, pero a mí me da la sensación de que se me nota en la cara que estoy contrayendo el chochette como loca y al final suelo preferir con mucho un artilugio como las bolas. En este caso, la última que he probado, Enna Pelvic Ball.
Esta bolita, coquetamente diseñada en material de grado médico -y monísima ella, que una cosa no se riñe con la otra-, contiene en su interior una bola de acero inoxidable que vibra con los movimientos de la usuaria. Sí, “como una bola china”, oigo comentar a la avispada lectora que hace pompas de chicle al final de la sala. Pero en versión supervisada por científicos y de venta en farmacias, que siempre da como menos cosa -y eso que ahora hay sex-shops que parecen franquicias de Ladurée.
Esta vibración, que recae directamente en la vagina, es la responsable de que los músculos se contraigan en torno a la bola y se ejerciten intensamente desde ‘dentro’. Con el uso continuado de unos 20-30 minutos diarios, se mejora notablemente el suelo pélvico y eso redunda en las relaciones sexuales, la incontinencia urinaria, la salud postural… Sobre todo, si se combina con ejercicios hipopresivos -y de Kegel, si eres aplicada-. Y todo con una discreción máxima, nadie notará que estás entrenando tu vagina como la Teniente O´Neil mientras haces la cola del jurel.
Precio: 44,90 euros, de venta en farmacias y parafarmacias.