En cada uno de sus embarazos, y ya van tres, los titulares son los mismos: la duquesa de Cambridge, Kate Middleton sufre hiperémesis gravídica y se ha visto obligada a suspender su agenda. Que significa simple y llanamente que tiene unas nauseas y vómitos de tal envergadura que le resulta difícil continuar con su vida normal.
Y entonces como me sucediera con el embarazo anterior, servidora vuelve a leer con asombro unas y otras noticias y descubre, de nuevo, que ese malestar insoportable tiene nombre científico, e incluso recibe, en algunos casos el apelativo de “enfermedad”. Y con esto no quiero quitar ni un ápice de importancia a su padecimiento, creedme, sé de lo que os hablo. Aunque de royal tengo poco, comparto con la duquesa, siempre con unos meses de ventaja, estos embarazos que de ideales, tienen poco.
Así fue en mi caso el primero y así está siendo el segundo –mi abuela tuvo seis hijos y los seis embarazos fueron exactamente iguales-, pero ni ella ni yo, ni la gran mayoría de las mujeres podíamos retirarnos a “nuestros aposentos” a esperar a que pase el chaparrón. Porque los realmente duros son los cuatro primeros meses, esos en los que aún no quieres hacer público el embarazo por si no va bien, en los que vas a trabajar y disimulas tu malestar, en los que siempre llevas una bolsa de plástico a mano “por lo que pueda pasar”, en los que en lugar de coger kilos, los pierdes y en los que a pesar de lo poco que te gusta echar al cuerpo cualquier cosa que no sea natural, no te queda más remedio que recurrir al famoso Caribán para no pasarte las 24 horas del día –literal y sin exagerar- vomitando.
La maternidad no suele ser idílica y hay embarazos que tampoco, ya va siendo hora de hablar claro. Aunque tranquila porque es raro que te toque en suerte el “mal de la princesa Middleton”, la hiperémesis gravídica afecta solo a 1 de cada 200 embarazos. ¿Ya es mala suerte, verdad, querida Kate?
Según me cuenta la Dra. Teresa Gómez Sugrañes, ginecóloga y experta de Doctoralia, las náuseas y los vómitos son muy frecuentes en el embarazo, afectan de hecho al 75-80% de las gestantes, pero cuando la situación se agrava en cantidad, intensidad y frecuencia, se habla de “hiperémesis gravídica” y sólo afecta a un 0-5 % 1% de todos los embarazos. En este caso los vómitos son persistentes y suelen asociarse a una pérdida de peso en torno al 5% del peso inicial, es que literalmente no puedes ingerir prácticamente nada sólido sin que salga, de manera casi inmediata, por el lugar por donde entró.
Aunque he de confesaros que en mi caso, nunca mis ginecólogos le pusieron nombre a la tortura ni le dieron demasiada importancia al asunto. Te ha tocado y a sobrevivir, querida. Como a quien le tocan menstruaciones dolorosas, hay que seguir con la vida, ¡hay que ser fuerte!
No existen una causa clara y definida, ni un perfil determinado, según la Dra. Teresa Gómez Sugrañes es más posible que se produzca “si el embarazo es múltiple o en pacientes con enfermedad trofoblástica”. No es mi caso ni el de la duquesa.
¿Soluciones? Pues hay una serie de recomendaciones, como tomar complejos multivitamínicos durante el periodo periconcepcional y ya embarazada realizar comidas frecuentes y poco abundantes, (5 comidas al día repartidas y en poca cantidad) sólidas evitando grasas y picantes. También hay remedios naturales como las infusiones de jengibre, y por supuesto el famosísimo Caribán que te ayuda a mantener algún sólido en el estómago. En casos más severos pues no queda más remedio que un ingreso hospitalario para recibir tratamiento médico y rehidratarse por vía endovenosa. Poco más, yo no he encontrado nada que me funcione más que el paso de los meses y la llegada del parto, es dar a luz y desaparecer cualquier ápice de mal cuerpo, cómo son las hormonas de traicioneras.