¿Has oído hablar de la gimnasia facial pero no sabes muy bien qué hacer ni cómo? ¿Has visto cientos de tutoriales en Youtube pero aún no sabes si lo estás haciendo bien? Te mostramos tres ejercicios, sólo tres, pero que te van a bastar para remodelar tu rostro.
Sobre gimnasia facial se ha escrito mucho y muy bien y nosotras, aquí mismo, en Belleza Pura, te hemos mostrado cómo hacer varios ejercicios. Los que te mostramos ahora se basan en los mismos que se utilizan para hacer una rehabilitación porque, en el fondo, provienen de la rehabilitación. Quien nos los muestra hoy, Ara Rosón, basa su gimnasia facial en los ejercicios isométricos. Estos consisten en tensar un músculo y mantenerlo en la misma posición al tiempo que se mantiene la tensión. Esto produce fuerza porque hay una tensión muscular pero no hay movimiento, que es lo que suele fallar a la hora de hacer una gimnasia facial, ya que podemos mover el músculo que no queremos y conseguimos lo contrario de lo que buscamos.
Ara Rosón se ha especializado en gimnasia facial y masajes kobido (luego os cuento), aunque su vida no comenzó por estos derroteros. Hace años era una yuppie que trabajaba en el sector financiero. La vida, que da muchas vueltas, la depositó en el sector de la belleza y en él sigue impartiendo cursos de gimnasia facial y dando masajes. Una vida más tranquila, aunque Ara reconoce que no para un sólo momento. Es más, está preparando un libro sobre gimnasia facial, del que ya os contaremos más cuando esté a la venta.
A pesar de que afirma que hacer gimnasia facial no es una tarea sencilla y hay que hacerla adaptada a cada caso, nos ha recomendado tres ejercicios muy fáciles que remodelan el rostro si somos constantes. Un día no vale.
Código de barras y labios finos. Como véis en la imagen, necesitamos un corcho. Ara me explica que el corcho que ella usa, y que regala en sus clases, es de champán antes de que lo encorchen y si no, vale uno de vino. El corcho ayuda a trabajar la zona de la nariz, el surco nasogeniano, que es donde se deposita la grasa, y los labios. Entreabriendo la boca, cubro los dientes superiores e inferiores con los labios formando una “o” un poco ovalada (como en la imagen) y tiro de las comisuras de los labios hacia adentro y entonces coloco el corcho en la boca. Para potenciar el estiramiento, con los dedos índice colocados en el surco nasogeniano.
Aprieta el corcho cinco veces sin morderlo, intentando que la zona de contacto con el corcho sea la máxima posible. Aguanta la contracción cinco segundos, relaja dos, y vuelve a contraer. Así hasta esas cinco veces. En la última contracción se cuenta hasta diez. Si te duele la mandíbula deja de hacerlo. Lo que sí puede molestar son los labios. Es un ejercicio muy completo que se puede hacer mientras ves la tele por la noche (pasa de tu familia si se ríen; tú, a lo tuyo).
Papada. Ejercicio del cisne. Con este ejercicio se trabaja un músculo que se llama platisma, que es muy superficial y que va adherido a la piel. Está situado justo debajo del mentón y se inserta bajo la clavícula. Con los años, se va separando y se descuelga. “Es un músculo poco fuerte, me dice Ara Rosón, pero si es un músculo se puede tonificar”.
Cruzamos los dedos pulgares y los ponemos sobre la clavícula, tal y como se ve en la imagen. Visualizo que tengo un pincel en la barbilla y que con él quiero pintar la pared de enfrente. Enseguida notas que la barbilla tira y las manos van tirando hacia abajo. Mantengo contando hasta 20. Vuelvo a la primera posición, giro la cabeza 45º (no el cuello) y vuelvo a intentar pintar con la barbilla. Repito otras 20 veces y roto la cabeza hacia el otro lado volviendo a hacer el ejercicio. Si no puedes llegar a contar hasta 20, hazlo menos, hasta diez, pero sé constante. Es un movimiento ideal para hacerlo en el momento de desmaquillarse.
Bolsas de los ojos. Ejercicio de la uve. Para hacer este ejercicio colocamos los dedos índice y corazón en ambos extremos del párpado inferior. Los dedos los posamos de manera suave sobre las mejillas y estiramos el párpado inferior para activarlo. ¿Cómo? Visualizando que hay una luz que nos está cegando y tenemos que entornar los ojos. En este ejercicio, como las fibras del músculo orbicular son de contracción rápida, vamos a hacerlo muy seguido y mantenemos la tensión: contamos hasta diez y mantenemos la contracción contando hasta diez. Así lo repetimos cinco veces.
Con estos tres ejercicios tratamos tres zonas del rostro muy castigadas: el código de barras, la papada y las bolsas.
Y para finalizar, Ara Rosón me dio un masaje facial kobido como éste del vídeo:
Fue como éste pero duró más, mucho más: casi hora y media de masaje en el que perdí la noción del tiempo. La cabeza tenía sus propios pensamientos, que iban y venían sin que yo los llamase, y las manos y los brazos se me caían por los bordes de la camilla. Jamás en mi vida había sentido tal relajación… ¡Esto debe de ser el estado zen! Cuando acabó (por mí podría haber estado toda la vida) y logré ponerme de pie y salir de allí, sentía que flotaba y que todo me era ajeno. Tal era mi estado que cogí un taxi y abrí la puerta delantera del coche. El conductor me miró sorprendido y me di cuenta que no era ésa la puerta que tenía que abrir. ¡Imaginad mi estado!
Precio de los talleres: 75 euros
Masaje lifting kobido: 120 euros
Ara Rosón: www.naturalift.com