Hacer ejercicio nos puede salvar la vida. Así de contundente se muestra el estudio epidemiológico del Grupo GEICAM (Grupo Español de Investigación de Cáncer de Mama), que ha realizado una investigación con la participación de 23 hospitales españoles y que ha concluido que “seguir una adecuada actividad física tiene un efecto preventivo sobre la aparición de este tumor en mujeres pre y postmenopáusicas y en todos los subtipos moleculares”. Ya sabéis, ejercicio físico y cáncer van de la mano.
Que hacer ejercicio es bueno nos lo han dicho por activa y por pasiva porque:
- Mejora la función cardiovascular y respiratoria, aumenta el consumo máximo de oxígeno, mejora el suministro de sangre a los músculos, disminuye el pulso y la presión arterial.
- Disminuye el riesgo de desarrollar diabetes, ayuda a reducir el peso y la grasa corporal, aumenta los niveles del colesterol bueno (HDL) y disminuye los triglicéridos.
- Reduce la depresión y la ansiedad, nos ayuda a dormir mejor.
- Mantiene los huesos sanos y los músculos elásticos.
- Hacer ejercicio después de un día complicado nos ayuda a encontrarnos mejor; a este respecto, se han encontrado químicos en el cerebro, como la serotonina, la dopamina y las endorfinas que nos hacen sentir mejor, mejorando nuestro ánimo, nuestra autoestima y la confianza,
Estos son sólo algunos de los beneficios, pero hay uno más y quizá sea uno de los más importantes: las mujeres que hacen una vida sedentaria tienen un 71% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama frente al 29% restante que cumplen las recomendaciones de ejercicio físico. El estudio dice aún más porque se estima que el 13,8% de los cánceres de mama podrían evitarse si las mujeres inactivas dejaran de serlo.
El estudio al que me refiero, el del GEICAM, es el más ambicioso realizado hasta ahora. La doctora Marina Pollán, investigadora principal de este trabajo e investigadora del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III de Madrid, advierte que “es importante contextualizar el efecto del ejercicio físico en nuestro medio. De hecho, se ha estimado que la inactividad física está detrás del 10% del cáncer de mama en todo el mundo”.
Para llevar a cabo este estudio, se recogió información de los servicios de oncología médica de nueve comunidades autónomas entre los años 2006 y 2011 de 1.017 pacientes de entre 18 y 70 años diagnosticadas de cáncer. Por cada una de estas pacientes se incluyó a otra mujer sana de la misma edad, que viviera en la misma zona y que no tuviera vínculos familiares. A estas mujeres se les preguntó sobre la práctica de ejercicio físico, cuántas veces a la semana, durante cuánto tiempo, etc.
Para determinar si la actividad reportada por estas mujeres cumplía con las recomendaciones internacionales (practicar una actividad moderada durante 150 minutos a la semana) del Instituto Americano para la Investigación del Cáncer y el Fondo de Investigación Mundial del Cáncer, se elaboró un nuevo indicador traduciendo la recomendación de caminar enérgicamente durante al menos 30 minutos cada día. Teniendo en cuenta esto, según la doctora Pollán, “en el estudio dividimos a las mujeres entre las que cumplen esta recomendación, las que hacen ejercicio pero no llegan a cumplir esos 150 minutos y aquellas que no realizan ningún tipo de ejercicio. Lo que hemos visto es que estas últimas tienen un 71% más de riesgo de desarrollar cáncer de mama”. El estudio muestra que el 45% de los casos de cáncer de mama y el 51% de las parejas cumplen la recomendación internacional sobre actividad física.
Aclara la doctora Pollán que en la mayoría de los estudios las mujeres participantes son postmenopáusicas, mientras que en éste el grupo de mujeres premenopáusicas es prácticamente del 50%, por lo que se ha podido estudiar bien el efecto del ejercicio en ambos grupos de mujeres. Los resultados sugieren que el ejercicio físico tiene un mayor efecto protector en las mujeres premenopaúsicas que en las postmenopaúsicas, que necesitan realizar un ejercicio más intenso para obtener el mismo nivel de protección.
Qué, ¿cómo os quedáis? ¿Alguna de vosotras tiene ya la más mínima duda sobre si tiene o no que hacer ejercicio? Yo misma, que vagueo y me da una pereza tremenda arrastrarme hasta el gimnasio, he acabado con la duda mientras escribía esto y ¡se acabó la pereza! Prometo solemnemente, volver al gimnasio. ¿Y vosotras?