Volúmenes insólitos, rostros deformes, mentes en consonancia con la catástrofe física. Segundas intervenciones para arreglar el desaguisado y protagonismo frívolo de los cirujanos que ejercen de desfacedores de entuertos.  Todo en un espectáculo frenético televisado para todos los públicos. Son los realities sobre cirugía estética, programas donde se promociona el escándalo y que funcionan a base de enganchar al espectador en una espiral de estupefacción, incredulidad y diversión. El doctor Antonio Tapia, cirujano plástico y estético miembro de la SECPRE (Sociedad Española de Cirugía Plástica, Reparadora y Estética), nos da su opinión sobre estos programas televisivos.

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La cirugía plástica intriga, interesa. Vivimos en un mundo dominado por la imagen y ‘corregir’ todo aquello que la naturaleza no nos dio se integra, cada vez más, dentro del marco de la normalidad, sobre todo en ciertos países. Programas como Chapuzas Estéticas, Belleza en Crisis, Botched o Nip/Tuck ponen el foco sobre el auge de la cirugía plástica bajo un enfoque que, según el cirujano plástico Antonia Tapia, es negativo para la población.

¿Las razones? El contenido carece de veracidad. Además, los programas sirven de vehículo para aumentar el prestigio de los cirujanos arregla-chapuzas, lo que convierte la información en panfletaria. Publicidad escondida entre el morbo.

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Si nunca has visto uno de esos programas, la SECPRE te lo resume: “consisten en imágenes que muestran desastres con el bisturí de dimensiones catastróficas, segundas intervenciones para arreglar los malos resultados, retransmisión de curas en directo después de una cirugía, protagonismo desmesurado de determinados cirujanos…”. Dicho de otro modo: el lado frívolo de la especialidad.

El problema es especialmente notable en el sur de Estados Unidos. “Sobre todo en estados como Florida”, comenta el Dr. Tapia. “En ocasiones proliferan doctores que, una vez obtienen el título, en lugar de labrarse un currículum y seguir formándose, abren consultas privadas automáticamente y se preocupan de crear un perfil público de triunfadores y casi estrellas. Su aparición en estos espacios es más de lo mismo. Su fin es hacerse ricos”.

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Ese halo de éxito en ocasiones deslumbra a posibles pacientes, que después tiene que vérselas con resultados nada aceptables. Y, como consecuencia de estos desastres, llegan las cirugías secundarias, que hoy ocupan el 40% de las consultas y que son el punto de partida de muchos de estos contenidos televisivos.

“Ante una cirgía siempre debe primar la experiencia profesional. El paciente debe asegurarse de que el cirujano tenga la especialidad requerida, una sólida formación y experiencia, fijándose en el número de intervenciones realizadas y consultando con otros especialistas para tener una visión global, en lugar de conformarse con una primera consulta”, recomienda el Dr. Tapia.

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Fiarse de las fotografías que circulan por internet tampoco resulta recomendable. “En ocasiones no transmiten fielmente la realidad. El 99% de los contenidos médicos de la red no son ciertos”.

¿Las operaciones secundarias más demandadas? En el rostro, la nariz. En el cuerpo, la mamoplastia.