Cuando el frío aprieta, es tiempo de meter calorías que nos reconforten el cuerpo y el espíritu. A nadie le amarga un potaje cuando fuera está cayendo una ventisca y granizo y ni los pingüinos se atreven a salir de sus nidos.
Solemos laurear las comidas veraniegas como las más saludables por aquello de que predominan las abundantes frutas y vegetales de temporada crudos. Sin embargo los ‘platos de cuchara’, esos grandes hallazgos culinarios que se han transmitido de generación en generación y que se mantienen perennes en los restaurantes más innovadores, gozan de muchas propiedades que trascienden, ¡incluso!, el placer palatal. El potaje un plato que requiere tiempo, mimo y afecto, es un plato de madre que te quiere. Veamos qué otra cualidades le convierten en el plato estrella del invierno.
- Calienta el organismo.
La comida es nuestro combustible, lo que nos nutre a todos los niveles. También lo que nos insufla energía en forma de kilo-calorías, que no se llaman así de manera azarosa sino porque son unidades de temperatura. ¿O no nos apetecen más las comidas calientes y ‘contundentes’ cuando el frío arrecia?
- Valor nutricional.
En el potaje cabe prácticamente todo, es como el bolso de Mary Poppins, nunca se sabe qué puede salir de una olla manipulada con cierta creatividad. Sin embargo, los códigos están claros: normalmente incluyen legumbres, acelgas, zanahorias, patatas… ingredientes locales y de temporada con muchos nutrientes buenos para el cuerpo, la mente y para el correcto mantenimiento de nuestra salud.
- Alto contenido en hierro y vitamina B.
Sustancias esenciales para combatir las anemias, por lo que siempre hay que garantizar un aporte adecuado en cualquier dieta –especialmente si lleva una vegana-.
- Hidratos de carbono de ‘asimilación lenta’.
Seguro que te resulta familiar el concepto: se trata de los hidratos que suministran un ‘goteo’ de glucosa espaciado al torrente sanguíneo, los que consiguen que nuestro cerebro y músculos tengan un aporte continuado de su alimento principal. Las legumbres son hidratos de carbono de asimilación lenta, buenos para todo el mundo y especialmente para los diabéticos.
- Fibra ‘soluble’ e ‘insoluble’.
Reducen los niveles de colesterol y triglicéridos en sangre, y además regulan el tránsito intestinal combatiendo el estreñimiento.
- Aporte de potasio.
Mineral antiinflamatorio que ayuda a moderar la tensión arterial (ayuda a contrarrestar los efectos del sodio) y a mantener el sistema nervioso a raya.
Mineral esencial para todas las células de nuestro organismo. Contribuye al buen funcionamiento de la memoria y del sistema nervioso en general, de hecho la carencia se manifiesta en forma de decaimiento, debilidad y temblores.
- Bajo aporte calórico.
¡Sí! El potaje ‘limpio’, sin grandes sobredosis de chorizo, tocino, unto y demás subproductos del cerdo, mantiene una relación calidad nutricional-kilocalorías más que ponderable. Tanto es así que se incluye en dietas destinadas a la pérdida de peso.
- Recarga energías.
Eso sí: en la cantidad adecuada. Conviene no dejarse arrebatar por la pasión y moderar los ‘bises’. En su justa medida, el potaje nos ayuda a recargar las pilas gracias a su aporte de proteínas y micronutrientes (vitaminas, minerales…).
- Efecto saciante.
El potaje es tan consistente y nutritivo que funciona a la perfección como plato único. Muy saciante, ayuda a no consumir en exceso (ojo no nos traicione la lengua, ver punto anterior) y evitar así la acumulación de grasas innecesaria.
¿Dónde probarlo fuera de casa? En Los Montes de Galicia, en marcha desde 1997, situado en el corazón de la capital y considerado #elmejorgallegodeMadrid. Un restaurante a mayor gloria de la cocina fusión, a caballo entre la tradición del norte y la vanguardia de la nueva cocina que se reinventa a diario.
Montes de Galicia
Azcona, 46.
28028, Madrid.
Tel: 913552786.