Señoras y señores, demos la bienvenida a 2017 y los labios glitter. Los hemos visto en producciones de moda, en tendencias de maquillaje y en mil imágenes de pinterest, pero… ¿de verdad son una tendencia para la vida real?
Los muchos tutoriales que pueblan internet así lo aseguran.
Nos encanta todo lo que brilla y más en fechas navideñas. Las luces, las lentejuelas y el glitter, esos toques festivos y glamourosos que completan cualquier look. Si ya nos habíamos empapado de tutoriales de maquillaje con sombras de ojos brillantes, sólo nos faltaba sumarle la moda de los labios glitter. Directamente bañados en purpurina. ¿En serio? ¿A alguien le gusta comer purpurina? Parece que sí.
Cada vez que se lleva una moda al extremo (o al mainstream) ocurre lo mismo: lo que en inicio fue algo transgresor e innovador se convierte en una plaga de imprevisibles consecuencias. Pasó con la obsesión por las cejas ultradefinidas, con el contouring, con el eyeliner gatuno, con las uñas de porcelana y seguirá pasando con mil y una tendencias, que se repiten y pervierten hasta el infinito y más allá. Lo mismo ocurre con los labios glitter, ideados por la maquilladora Pat McGrath para el desfile de Prada de la primavera 2016 y luego popularizados por Naomi Campbell al aparecer con ellos en un evento en verano: lo que en una foto profesional (y retocada) de primer plano de unos labios perfectos, gruesos y bien definidos puede ser precioso e inspirador, en nuestros labios normales y en nuestra cara normal puede rozar el ridículo bajo la luz de la cruda realidad si no somos prudentes.
Eso sí, con medida y sentido común, todas las modas son ajustables: ¿labiales con brillo y hasta con destellos? Rotundamente sí, sobre todo en ocasiones especiales y si se trata de labiales (barras, cremas o glosses) que ya llevan incorporado el glitter de serie. ¿Cubrir los labios con gloss y pegarles purpurina encima? Sólo para sesiones de fotos, por favor, a menos que quieras comer partículas metálicas, que se te peguen en los dientes y que también las coman otras personas si se tercian los arranques pasionales.
Pero si pese a nuestras advertencias, te encanta el efecto y quieres lanzarte al glitter, tienes que tener en cuenta varios factores. Es un efecto de muy corta duración, a menos que seas un maniquí: si bebes, comes, besas o hablas, desaparecerá rápidamente (aunque han salido al mercado kits específicos para conseguir este efecto que prometen duración de ocho horas). Seamos sinceros, si ya cuesta tanto, tantísimo, que un cosmético normal dure sobre una zona del cuerpo tan móvil, tan húmeda y tan ocupada como son los labios, mucho menos las partículas brillantes aplicadas encima.
Por otro lado, aunque parezca una obviedad: siempre para la noche. Abstente si tienes los labios muy, muy finos o si tu dentadura no es para tirar cohetes, porque centrarás toda la atención en ella. ¿Más consejos? Si cumples todo lo anterior y decides que los labios glitter son lo tuyo, procura no recargar el resto del look. Un rasgo tan enfatizado debe acompañarse con una piel impecable y unos ojos maquillados discretamente.
¿Lo más recomendable? ¿De verdad de la buena? Purpurinízate, hazte una foto, súbela a instagram, quítate la purpurina y píntate con un labial normal.