Perfumes apestosos son los que tocan las narices a los demás tanto como a ti mismo. No se trata de un simple no me gusta, es un me apesta. Lógico, un perfume puede levantar las más ardientes pasiones, destrozando la nariz de cualquiera y provocar un rechazo visceral. Las cuestiones aromáticas pueden resultar un tanto complicadas cuando las compartimos con otros olfatos. Lo que a mí me gusta a otro le puede llegar a resultar vomitivo. A mí me ocurre con ciertos estilismos/outfits de Instagram.
A lo mejor te chifla rociar tu cuello con las fragancias más turbadoras e hipnóticas de las perfumerías, pero a tu pareja simplemente le recuerdan a su madre y no puede soportarlo. Tal vez no sea sólo él, a lo mejor son todos los ellos y ellas, los que se espantan tras tu fragante rastro. Y es que convivir con el aroma de un perfume que no nos gusta puede llegar a ser absolutamente insoportable.
Cuando adoras una fragancia, crees que a todo el mundo le gusta. nada más alejado de la realidad descubre un buen día al subir a un ascensor con una señora oliendo como una perfumería americana de los 50, es decir un floral voluptuoso. Sólo por el aroma ya te imaginas un perfume casi color coñac y bien cargadito! “Señora, xD, ¿a quién quiere seducir a las 7 de la mañana con este pestazo…?
Sí, a mí también me ha pasado, siendo yo la propia emisora de efluvios aromáticos nefastos para otros.¿Quién me lo iba a decir, yo siendo portadora de perfumes apestosos para terceros sujetos pasivos, sin pinza en la nariz?
Yo era nueva en la oficina (redacción de la revista Dunia) y evidentemente no me llamo Farala (y tampoco soy divina), más bien una ingenua al pensar en perfumarme con un aceite puro de almizcle para ir a trabajar. Era White Musk de The Body Shop y corría octubre de 1990. Mi primer día de trabajo en una revista femenina, una pipiola. Entonces, llega a mi mesa una curtida secretaria de redacción que según dice su nombre, me pregunta ¿qué perfume llevas? Y por supuesto no era para halagarme el aroma si no todo lo contrario, era para decirme que por favor no me lo volviera a poner jamás porque no lo podía soportar. Gracias, mensaje recibido con una sonrisa tan hipócrita como la propia emisora del mensaje. A mí tampoco me gusta tu cara, pero tendré que aguantarla cada día pensé yo encajando la mandíbula y tragando saliva.
Desde luego, confirmo que los perfumes invaden la atmósfera del mismo modo que el humo del tabaco y el de los autobuses. Por esos mismos motivos está prohibido fumar y perfumarse en muchos centros de trabajo, además de otros temas de salud y acoso olfativo a los compañeros.
Puro hedonismo personal y colectivo, los perfumes son para gustarnos y gustar. Se disfrutan mucho mejor en compañía y cómo hay tantas opciones dónde elegir… habrá que buscar alternativas a los perfumes apestosos para ella y para él, entre los nuevos lanzamientos.
Nada más lejos de mi intención, cuando me pongo perfume no quiero molestar, muchas veces sólo equilibrar el olor a humanidad desmedida.
Con amigos. Cada vez que salgo a cenar con Alicia y Jorge, cómo sé que él no soporta los perfumes, ninguno dice él, pero tanto Alicia como yo sabemos que las aguas frescas de Acqua di Parma, Guerlain, Roger & Gallet, Rochas y Caron no le hacen padecer ningún estrago. Si salgo con ellos, evidentemente no me pongo Opium de Yves Saint Laurent, mi oriental de referencia por siempre. Muchas veces es una cuestión de incompatibilidad temporal. Los aromas despiertan emociones: positivas y negativas. Puedo asegurar que yo misma no soportaba la fragancia de las rosas y al usar la Rosa Damascena a través de la terapia floral del Dr. Bach me liberé del problema. Ahora ya puedo disfrutar de casi todas las rosas del jardín..
Sin embargo, mi maridito acostumbrado ya a todo tipo de perfumes, un día se reveló contra un gel de baño perfumado de Samsara (Guerlain), sacándolo directamente al balcón porque no soportaba su aroma y eso que él es fiel a Heritage de Guerlain y no quiere cambiar. Menos mal, a mí me encanta Heritage tanto para él como para mí. Me lo pondría perfectamente si no fuera su fragancia.
Tampoco puedo usar Gris Clair de Serge Lutens, uno de mis favoritos, con una interpretación única de lavanda. A veces me la pongo a escondidas. Buenísima, sí, pero en este caso es toda mi familia al completo, mi santo y mi hija la detectan…”mamaá, otra vez te has puesto esa colonia”. Todo el mundo sigue llamando colonias a los perfumes. A veces la comunicación no llega. Espero que todos los lectores de Belleza Pura sepáis que es una cuestión de concentración alcohólica, las colonias tienen mucho alcohol y se evaporan rápido, las eau de toilette, eau de parfum, parfum y extracto entran en la categoría de perfumes o fragancias.
Sea como fuere, cuando nuestro perfume les toca las narices, habrá que buscar un aroma compatible o al menos llevadero para ambos, tríos y todo el colectivo LGTB included. La nueva generación de perfumes unisex puede ser un punto neutral para juntar nuestras narices de común acuerdo.
En cualquier caso, la elección de un perfume en pareja puede ser una experiencia divertida y una nueva oportunidad para conocerse mejor, esencialmente.
¿Cual es tu perfume apestoso? Justo, ese que se te hace insoportable de oler.