Elegir un tinte no es una cuestión sencilla. Cuando entras en una peluquería dispuesta a cambiar el color, a dar un toque de luz a tu rostro o a arreglar los estragos que la playa y la piscina han causado en tu melena, tu peluquera o peluquero tendrá en cuenta toda una serie de factores para dar en la diana de lo que más te favorece. El tono de tu piel o el color de tus ojos son más importantes de lo que piensas cuando de conseguir un color personalizado y perfecto se trata.
Hay quien es una valiente desde el punto de vista capilar y se deja hacer cuando se pone en manos de su estilista de cabecera, luego estamos las cobardes que acudimos temerosas de que no nos guste el resultado. No es que no nos fiemos del profesional al que entregamos nuestro cabello, es nuestro carácter, los cambios nos asustan. El mejor antídoto contra nuestro miedo suele ser tener la sartén por el mango y saber lo que nos favorece y lo que no.
Por eso hoy he pensado en todas vosotras y vengo a contaros cómo trabajan en los salones Wella para que el servicio personalizado Couture Color sea un éxito asegurado, esas variables que el peluquero tiene en cuenta para conseguir el tono perfecto.
Determinar el tono de piel es lo más importante. Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de elegir el color del cabello es que el tono de la piel es diferente al color de la misma. El color de la piel hace referencia a si esta es clara, media u oscura, mientras que el tono es el color que encontramos debajo de la superficie. Esto dará como resultado un tono cálido o frío. Elegir el color del cabello erróneo puede llevarnos a tener un aspecto de piel cetrino o desgastado. Por el contrario, elegir el color adecuado realza el tono de la piel, da sensación de salud y aporta mucha luz al rostro.
Según nos cuenta Juan Arroyo, de Mode Estilistas, un truco para averiguar el tono de la piel es coger una tela en un tono rosa frío y otra en un tono melocotón cálido y retirar el cabello del rostro. Posteriormente, colocamos la tela alrededor del cuello (una a una), y la que más acentúe la piel al natural, nos ayudará a averiguar el tono de la misma. Otro truco es mirar el tono de las joyas que solemos ponernos para ver cuál nos aporta más luz. Y, por último, también podemos mirar el color de las venas, si son más azuladas le irán mejor los tonos fríos y si, por el contrario, son más verdosas le favorecerán más los tonos cálidos.
Pero no es el único factor que valora el peluquero para decidir el tono de cabello. El color de los ojos también juega un papel relevante. Verdes, avellana, azul claro o intenso, marrón…, todo cuenta cuando de elegir la tonalidad exacta se trata.