Los Jabones de Mi Mujer han cumplido ya una década instalados en el pequeño pueblo segoviano de Santiuste de Pedraza, en plena sierra de Guadarrama. Este año Amelia Pérez, fundadora junto a su marido, ha añadido dos nuevos jabones, el de argán y el de lavanda y las sales de romero.
Cada vez que voy a la tienda de Amelia me sorprende con algo nuevo. A principios de primavera me pasé por alli; es un espacio tranquilo y relajado que más bien parece una confitería, donde los jabones, colocados en bandejas, podrían ser pasteles. El aroma que recorre toda la tienda y la anfitriona, Amelia, invitan a quedarte y echar una charla. Amelia es cordobesa y, aunque lleva ya años en esta tierra de inviernos duros y veranos agradables, no ha perdido su acento cordobés.
Hace unos seis o siete años conocí a Amelia en un mercadillo artesanal de un pueblo de la zona y enseguida me encantó lo que hacía. Con una piel atópica que era un martirio, decidió junto a Pablo, su marido, escapar del mundanal ruido y refugiarse en este pequeño pueblo donde no creo que vivan más de 20 o 30 personas. Y empezó a hacer jabón para ella. En unas navidades Pablo regaló a sus clientes algunos de estos jabones y al preguntarle de dónde eran, sólo dijo que eran los “jabones de mi mujer”. Ya tenían el nombre. Y así empezaron.
Hoy, Los Jabones de Mi Mujer tiene ya 11 tipos de jabones y las sales de romero, además de algunos cepillos para la piel y algunos productos para el hogar, como esencieros, almohadillas o saquitos para la ropa.
Las sales de romero ejercen un maravilloso efecto relajante sobre el cuerpo y la mente, relajan y, a la vez, exfolian suavemente la piel eliminando las células muertas. Y como en esta tienda todo está cuidado al detalla, las sales están envasadas en un frasco de cristal rellenable, tallado en la Real Fábrica de Cristal de La Granja (Segovia) y envuelto en una bolsa de lino. Con un par de cucharadas en la bañera te sentirás en el séptimo cielo.
El jabón de argán, indicado para piel irritada o con picores, está elaborado con aceite de argán, un aceite que los bereberes han utilizado desde siempre para frenar la degeneración de los tejidos. Es un “oro líquido” con tres veces más vitamina E que el aceite de oliva: previene el envejecimiento y las estrías, atenúa las arrugas y alivia el picor y la irritación. ¿A qué parece un bizcocho? No, golosas; es un jabón que huele de maravilla.
La otra novedad de Amelia es el jabón de lavanda, creado para todo tipo de pieles y que huele, de verdad, a lavanda. Está elaborado con manteca de cacao, que posee una eficaz acción antioxidante. Su uso habitual previene el envejecimiento de la piel y refuerza el cuero cabelludo.
Cualquiera de estos jabones, o los ya tradicionales de Los Jabones de Mi Mujer -zanahoría y nerolí; rosa mosqueta; cacao; té verde; karité, cera de abeja y miel; romero; caléndula y aloe vera- están elaborados por la propia Amelia con ingredientes naturales, avalados por la Agencia Española del Medicamento.
Amelia las elabora a fuego lento, con el aceite de oliva virgen extra, procedente de una almazara cordobesa, siempre presente. La mezcla se vierte sobre unos moldes grandes de bizcocho donde secan; luego los corta a mano y los empaqueta en delicados envoltorios.
Precios:
Sales de romero: 46 euros.
Jabón de lavanda: 13,84 (100 gr)
Jabón de argán: 15,19 (100 gr)
Los Jabones de Mi Mujer.
C/ Esperanza,2
Santiuste de Pedraza
40171 Segovia
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Tel: +34 921 506 450