Este gran país nuestro (que es España) es una caja de sorpresas. En el pueblo más tradicional puedes encontrar, por ejemplo, un Hotel con suculento Spa y no menos suntuosos masajes orientales. ¿Hablamos de descubrimientos dignos de recomendación entusiasta? La Provenza española meets técnicas orientales de relajación en Brihuega, La Alcarria, Guadalajara. Coge tu yelmo y monta tu caballo, Sancho, que nos vamos de excursión.
No creas que la cita quijotesca va solamente por la cosa geográfica. Hay que reconocer el espíritu emprendedor de Ana Bedoya, fundadora del Hotel Spa Niwa, al apostar por los devaneos orientales en un entorno más bien conservador. “Niwa significa ‘jardín’ en japonés”, nos explica Bedoya. “Quise potenciar este aspecto porque Brihuega es muy rica en espliego y lavanda. Ambas plantas medicinales, relajantes y aromáticas, que forman parte de uno de nuestros tratamientos estrella. Niwa es un jardín dentro de otro”. ¡Y tú eres la flor de tu jardín, Ana!
Lo primero que llama la atención de Niwa son las instalaciones, que conjugan la más pura modernité con su arquitectura de patios interiores, luminosos porches acristalados y decoración en blanco y negro, posiblemente un guiño a los colores del Yin Yang. Pero no todo va a ser cromoterapia, y si de invocar la relajación se trata, el Hotel propone un íntimo Spa con todo lo necesario para alcanzar la salus-per-acquam que tanto suelen agradecer nuestros maltrechos cuerpos serranos.
La carta de tratamientos pone el acento en las terapias orientales sin despreciar los ingredientes que asociamos inmediatamente a La Alcarria. Sí, estos son la deliciosa miel y las hierbas aromáticas, que gozan de un papel protagonista en la cabina de Niwa como precursores del placer…
Las terapeutas son filipinas, reclutadas en algunos de los templos más señeros de su país de origen, y quienes ejecutan con mano maestra tratamientos como el que probó la que suscribe: una gozada a base de aceite de coco puro, hojas de plátano e intenso trabajo de manualidad fina que me dejó como la seda. Tanto superficialmente como a nivel muscular.
Ahora sitúa todo esto en su contexto: Brihuega. Un pueblo pequeño con una situación privilegiada, entre verdes valles dispuestos en terrazas, cuajado de lavanda y espliego en su temporada, con interés arquitectónico y cultural –fruto de la confluencia histórica entre cristianos, musulmanes y judíos- y tan pacífico y acogedor que probablemente te descubras fantaseando con comprarte un terrenito y poner un huertito. O con hacerte hij@ adoptiv@ del pueblo y, qué menos, que te instalen habitación fija en Niwa. Aún no sé qué solución se me ocurrirá, pero sí tengo clara una cosa: me he quedado con ganas de más.
Más información en la web del Hotel Spa Niwa.
Hotel Spa Niwa
Paseo Jesús Ruiz Pastor, 16.
19400 Brihuega, Guadalajara.
Tel: 949281299.