Tras siglos de historia en Europa, Cire Trudon abre su primera tienda en Nueva York para deleitar la pituitaria de los yuppies y las yuppas. Situada en el siempre ecléctico y muy exclusivo barrio de Nolita, su tienda insignia es un bálsamo para europeos nostálgicos que necesitan un respiro -literal y figurado- de los hedores de la Gran Manzana.
Cire Trudon es una firma de velas de autor con siglos de historia a sus espaldas. Fundada nada más y nada menos que en 1643, la maison Trudon crea sus colecciones de velas trabajando codo a codo con grandes perfumistas. Cada vela es una pequeña obra de arte olfativo con notas de salida, cuerpo y cabeza estudiadas hasta el más mínimo detalle. Tanto, que hasta se elaboran las mechas con diferentes mezclas de algodón para adaptarse a las características de quemado de cada una de sus creaciones.
Lo más sorprendente de la tienda Cire Trudon de Nueva York es que se pueden encontrar auténticos tesoros de la firma que no están a la venta en sus distribuidores habituales, como Saks o Barneys. En medio de una espacio mágico creado a imagen y semejanza de la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles campan a sus anchas las velas insignia de la marca mezcladas con antigüedades, la edición limitada de los aromas revolucionarios, perfumes de hogar, cerillas perfumadas y bustos de cera de personajes insignes. Es una tienda tremendamente peligrosa para los fanáticos de la perfumería nicho y el savoir faire del lujo artesanal.
La Promeneuse de Cire Trudon, un perfumador de ambientes que bien podría haber tenido un hueco en el Palacio de Versalles.
No quiero menospreciar los 25 maravillosos aromas en los que se declinan las velas de la firma, pero para mí lo más llamativo de la tienda fue poder ver en persona las famosas promeneuses. Este objeto de deseo está a medio camino entre un candil versallesco de función puramente decorativa y un difusor de aromas, y funciona derritiendo unos delicadísimos camafeos de cera que como bonus duran 8 horas. Mi yo vintage está simplemente enamorado de esta maravilla de la alta artesanía.
Llamadme hedonista, pero cuando Nueva York pasa de ser amazing a simplemente too much, me enciendo una vela de Cire Trudon con aromas parisinos y me siento como en casa.
Lolette dice:
Towanda 
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