La higiene íntima a debate, basta con agua clara y jabón para prevenir infecciones o necesitamos todo tipo de toallitas y geles específicos… Al parecer, la vagina posee su propio mecanismo de limpieza.
“Tómate con calma la cicatrización de la episiotomía”, me dijo el ginecólogo que atendió mi primer parto. “Total, esa zona nunca está ni seca ni limpia”.
¡¿Cómoooooo?! Créeme, mi rugido de furia se oyó hasta en Tombuctú. Ese hombre-blanco-heterosexual se permitía catalogar mi vulva de sucia, tal y como hacen los hombres-blancos-heteros-anunciantes de compresas. Que no señores, que la regla no huele ni se detecta a kilómetros ni es motivo de vergüenza. Que la vagina posee un mecanismo de limpieza automático que arrastra las células muertas y los microorganismos infecciosos. Que, excepto en casos muy concretos (viajes en plan mochilero, interminables sesiones de ejercicio físico, cambios hormonales durante el embarazo, tendencia a las infecciones) lo cierto es que los coños, que así se llaman sin eufemismos, suelen estar más limpios que la patena y no necesitan producto de limpieza específico alguno. Por cierto: el pelo contribuye a mantenerlo más limpito y aseado, como es más limpia una axila con pelos por mucho que nos enroquemos en la depilación.
El problema puede surgir en situaciones concretas en las que, por lo que sea, es más complicado mantener la higiene íntima. Como en todo el cuerpo, hasta arriba de bacterias per se, es tan importante ser cuidadosa con la limpieza de los genitales como se es con la boca.
Por ejemplo, de elegir un cuidado específico, interesa que sea un producto respetuoso con el pH ácido de la zona. También es esencial esmerarse en el sencillo gesto del secado porque el calor y la humedad ayudan a que las bacterias y hongos se instalen a sus anchas.
Si estás en una situación especial como un embarazo, frecuentas lugares públicos como el gimnasio o la piscina o vas a emprender un viaje largo por algún paraje ignoto (y con esto no nos referimos a Teruel), quizá te interese meter en tu bolsa unas toallitas que ayuden a proteger la flora vaginal y que refuercen la barrera natural contra las infecciones. Barrera que ya tienes, recordemos.
Curiosamente, muchos ginecólogos recomiendan médicamente jabón Lagarto, tal cual.