Últimamente, las autoridades sanitarias están dando la voz de alarma con algunos alimentos. De un tiempo a esta parte, la bestia negra es el azúcar, un polvillo que nos endulza la vida pero que si seguimos consumiéndolo sin parar va a convertirse en amargo. En marzo de este año, la OMS (Organización Mundial de la Salud) nos advertía de que el azúcar no debe de aportar a nuestra dieta más del 10% de calorías diarias. Por ejemplo, para una dieta de unas 2.000 calorías, estaríamos en unos 50 gramos de azúcar, unas 12 cucharaditas. Eso no me lo tomo yo cada día, estarás pensado. ¿No? Sigue leyendo…

azucar obesidad

Es en lo que insiste la OMS y todos los expertos, médicos y nutricionistas.  “Ingerimos mucho más azúcar de la que necesitamos”, afirma José Miguel Mulet, profesor de biotecnología de la Universidad Politécnica de Valencia . Porque “el problema no es el azúcar que tomas sino los productos procesados que la contienen. “Cualquier alimento que no sea una materia prima, carne, pescado, verduras, frutas…  es susceptible de llevar azúcar”, me cuenta Virginia Gómez, dietista-nutricionista desde Valencia.

¡Y tú que habías pensado que el azúcar era indispensable para funcionar y que hay días que te encuentras… bajita de azúcar! Efectivamente, como me cuenta José Miguel Mulet, “el azúcar simple o sacarosa es una importante fuente de energía que se absorbe muy rápidamente y pasa a la sangre”. El encargado de esta función es el páncreas que regula los nutrientes en el flujo de sangre, sobre todo el azúcar en forma de glucosa. Si entra demasiado azúcar, el páncreas no puede asimilar tanto y el organismo se satura. Pero no es la única fuente de energía: tienes a tu alcance un batallón de alimentos que te proporcionan los nutrientes que necesitas.

¿Qué puede pasar si te pasas con el azúcar? Lo menos que puede suceder es que se convierta en grasa y el odioso michelín y lo más, que se enferme de diabetes.

mujer obesa

Además, el exceso de azúcar quita el hambre y reduce la ingesta de alimentos ricos en vitaminas, minerales y fibra, lo que favorece una dieta poco saludable. Si a esto le añadimos una vida sedentaria, sin movernos del sofá, ya tenemos nuestro organismo predispuesto no sólo para la obesidad y la diabetes, sino también para enfermedades coronarias. Francisco Branca, director del departamento de nutrición para la salud y desarrollo de la OMS dijo en la presentación del documento del que hablábamos al principio: “Tenemos sólidas evidencias de que si mantenemos unos niveles de azúcares libres por debajo del 10% del total de calorías diarias se reduce tanto el índice de sobrepeso, como de obesidad y caries”. Ésta, la del soprepeso, es una epidemia que afecta a uno 2.100 millones de personas en el mundo, casi un tercio de la población mundial. Para 2030 se estima que el 30% de la población tenga sobrepeso. Cuidado, porque cada español nos endulzamos la vida con 4,3 kilos de azúcar al año, además de los alimentos que compramos ya procesados y que contienen azúcar. Entonces, ¿cuánto azúcar estamos tomando?

Total: que este dulce sólo nos da problemas pero nos gusta. ¡Ahí está lo malo! Y, además, podemos sustituirlo por otros productos: ningún grupo de alimentos es imprescindible, por lo que si ingerimos cualquier otro producto, como cereales o legumbres, estamos tomando muchos otros nutrientes que lo acompañan.

Vale, me diréis, ¿y puedo dejar de tomar azúcar del todo? Es difícil, más que nada porque hay cantidad de productos que lo llevan en sí mismos, como las frutas. Lo que queremos es que toméis conciencia de qué sucede si tomamos mucho azúcar y productos procesados que lo contienen, y que podemos bajar la ingesta de azúcar comiendo de todo sin perdernos los sabores que tanto nos agradan.

 

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La dietista-nutricionista Virginia Gómez, insiste en que “el problema del azúcar es la comida procesada; que más que eliminar el azúcar que se toman hay que cambiar los hábitos nutricionales; que para desayunar elijamos mejor unos cereales con menos del 15 gramos de azúcar por cada 100 gramos y que los venden en los súper, y que podemos sustituir el azúcar por algún edulcorante como la sacarina, la estevia o el aspartamo (muy estudiados ya por las autoridades sanitarias y muy seguros con la cantidad que se suele tomar)”.

José Miguel Mulet, biotecnólogo valenciano nos aconseja “forzar menos la máquina para mimar nuestro páncreas”.

Paracelso, alquimista, médico y químico suizo del siglo XVI dijo: “Todo es veneno y nada es veneno; sólo la dosis hace el veneno”.

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